La predicación de san Juan Bautista. 1490-1500. Maestro de Miraflores
Óleo sobre tabla. Medidas: 113 cm. x 70 cm.
Museo del Prado. Madrid
Juan bautizaba en el desierto; predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.»
La liturgia de este domingo nos trae a nuestra consideración el comienzo del Evangelio según san Marcos, que se abre con la presentación de san juan Bautista y una breve reseña sobre su predicación. Esta predicación no sólo sirvió para preparar la llegada del Señor, sino que también hoy nos amonesta a nosotros mismos, para que nos preparemos para el retorno del Señor.
Así lo contemplamos en esta tabla del Maestro de Miraflores. Se denomina Maestro de Miraflores al autor de las seis tablas dedicadas al Bautista que proceden de la cartuja burgalesa, en las que muestra volúmenes simplificados y figuras sumidas en sus pensamientos al modo de las de Petrus Christus o Dirk Bouts.
San Juan Bautista aparece, con una ciudad que simboliza Jerusalén o cualquier ciudad de la época, predicando no a los judíos, sino a un grupo de oyentes contemporáneos al autor, con religiosos y seglares. Lo que quiere decir que la amonestación de san Juan Bautista nos sigue urgiendo a cada uno de nosotros, en nuestro aquí y ahora, a preparar el camino al Señor.
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