San Gregorio con san Ignacio y san Francisco Javier. 1625. Guercino
Óleo sobre lienzo. Medidas: 296 cm x 211 cm.
National Gallery. Londres
Memoria de san Francisco Javier, presbítero de la Compañía de Jesús, evangelizador de la India, el cual, nacido en Navarra, fue uno de los primeros compañeros de san Ignacio que, movido por el ardor de dilatar el Evangelio, anunció diligentemente a Cristo a innumerables pueblos en la India, en las Molucas y otras islas, y después en el Japón, convirtiendo a muchos a la fe. Murió en la isla de San Xon, en China, consumido por la enfermedad y los trabajos (1552).
El Martirologio Romano nos recuerda hoy la santidad de aquel hombre portentoso que fue Francisco Javier. Sus anhelos misioneros le llevaron hasta el extremo del mundo, en condiciones difíciles de imaginar para nosotros.
Contemplamos una obra en la que aparecen san Ignacio y san Francisco Javier, de rodillas ante el papa san Gregorio Magno. ¿Qué sentido tiene esta composición? Se trata de un encargo al pintor barroco Guercino para la familia Ludovisi, en Bolonia. En 1621, Alessandro Ludovisi fue elegido papa, escogiendo el nombre de Gregorio XV. Bajo su pontificado, fueron canonizados los dos santos jesuitas, Ignacio y Francisco Javier. Por eso, se los representa junto con el papa san Gregorio magno, patrón de Gregorio XV. La obra fue pintada poco después de la muerte del papa Gregorio XV, en 1623, y estaba probablemente destinada a la iglesia del Gesú de Roma. San Ignacio muestra un libro, que se referiría a las constituciones de la nueva Orden de los jesuitas, mientras que san Francisco Javier lleva una azucena, símbolo de su castidad.
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