Mostrando entradas con la etiqueta Cabeza de Cristo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Cabeza de Cristo. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de febrero de 2015

Cabeza de Cristo, 1445. Petrus Christus
Óleo sobre tabla. Medidas: 14 x 10 cm
 Museo Metropolitano de Arte. Nueva York

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día.» 

Comenzamos nuestra peregrinación cuaresmal contemplando el rostro de Cristo, que anunció a sus discípulos su Pasión, como camino que habría que recorrer para llegar a la gloria de la Pascua, camino al que también somos invitados sus discípulos.

La imagen que hemos escogido es un busto de Cristo, destinado a la devoción privada, que se deriva de un cuadro perdido de la Santa Faz de Jan van Eyck, que ahora se conoce sólo a través de copias. Petrus Christus trata la cabeza como un retrato, rodeándola con un marco ficticio, subrayando con ello la inmediatez física de Cristo. Su pintura se diferencia del prototipo, sin embargo, al presentar a Cristo con el ceño fruncido, la corona de espinas, y las gotas de sangre que corren por su frente y el pecho. Estos detalles incitan a una meditación sobre el sufrimiento de Cristo, como forma de suscitar la conversión del espectador.

martes, 9 de septiembre de 2014

El Sodoma. Cabeza de Cristo

Cabeza de Cristo. 1525-1550. El Sodoma
Óleo sobre tabla. Medidas: 38 cm. x 31 cm.
National Gallery. Londres

Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y la gente trataba de tocarlo, porque salta de él una fuerza que los curaba a todos.

El Evangelio de san Luchas que hoy leemos en la Eucaristía nos refiere la fuerza que irradiaba Jesús, y que atraía en torno a sí a multitudes que buscaban una solución a sus problemas, una esperanza en sus oscuridades, o un consuelo en su dolor.

La obra que contemplamos es una tabla de El Sodoma, que debió formar parte de una obra devocional, en la que aparece Cristo llevando la Cruz y coronado de espinas. La pintura de Giovanni Antonio Bazzi, llamado El Sodoma, se define por el estilo esfumado de Leonardo, el predominio de colores cálidos y claros y una suavidad de claroscuros posiblemente debidos a la influencia del Perugino; la prolífica obra de Bazzi gravitó fuertemente en el manierismo sienés.