Cristo resucitado con María y los Padres del Limbo.1510-18. Fernando Yáñez de la Almedina
Óleo sobre tabla. 129cm x 172cm
Museo del Prado. Madrid
¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio y una gran soledad. Un gran silencio, porque el Rey duerme. La tierra está temerosa y sobrecogida, porque Dios se ha dormido en la carne y ha despertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo. Va a buscar a nuestro primer padre como si éste fuera la oveja perdida. Quiere visitar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. El, que es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios, va a librar de sus prisiones y de sus dolores a Adán y a Eva. El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo, nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos». Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu espíritu». Y, tomándolo por la mano, lo levanta, diciéndole: «Despierta, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo será tu luz». Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: "Salid", y a los que se encuentran en las tinieblas: "Iluminaos", y a los que duermen: "Levantaos".
Este texto pertenece a una venerable homilía oriental que hemos conservado, desconociendo su autor. Cristo ha muerte, y desciende a los infiernos a buscar a la humanidad que, desde el origen, había perecido a causa del pecado. Las puertas infranqueables de la muerte ceden ante la presencia del Dios de la vida quien, armado con la Cruz Santa, triunfa sobre el poder de la tiniebla.
Este sábado de Cuaresma contemplamos esta escena a través de una obra de procedente del maestro renacentista Yáñez de la Almedina. Cristo, en pie, con la cruz de triunfo sobre la muerte, señala con su mano derecha la figura de la Virgen en oración, que aparece delante de una mesa en la que se apoya la corona de espinas. Detrás, Adán y Eva, arrodillados, seguidos de los profetas.
En la composición se funden dos temas: la Bajada de Cristo al Limbo y la Aparición a su Madre después de resucitado. Se escenifica aquí el poco frecuente tema de Cristo resucitado presentándose ante la Virgen con los Padres del Antiguo Testamento rescatados del Limbo. Es esta una de las primeras representaciones pictóricas de un asunto que tuvo especial interés en la pintura valenciana, de donde proviene esta obra de gran impacto visual. Está recortada y pudo haber formado parte de un conjunto más amplio.
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