La sangre del Redentor. 1460. Giovanni Bellini
Témpera al huevo sobre tabla. Medidas: 47cm x 34,3cm.
National Gallery. Londres.
Arrestado y sentenciado se lo llevaron, y de su destino, ¿quién se preocupa? Fue arrancado de la tierra de los vivos, por el pecado de su pueblo lo hirieron de muerte.
Esta profecía de Isaías, tomada del capítulo 53 de su libro, el llamado Cuarto Cántico del Siervo Dolente, nos da pie para contemplar una nueva obra, que no narra los acontecimientos de la Pasión, sino que nos invita a contemplar en oración el misterio de la Pasión del Señor. Se trata de La Sangre del Redentor, del pintor italiano Giovanni Bellini. Nos presenta a Cristo, Varón de Dolores, después de su Pasión, ofreciendo su Sangre por la salvación del mundo, sangre que es recogida por un ángel en un cáliz.
En el acto de ofrecer Cristo su sangre por el mundo se realiza, por una parte, la ratificación de la nueva y eterna alianza entre Dios y los hombres; y, por otra parte, dicha sangre derramada por nosotros implica el perdón de nuestros pecados y el comienzo de una nueva relación entre Dios y el hombre, hecho hijo en el Hijo, quien por su obediencia restaura la desobediencia del hombre.
La obra de Bellini está destinada a la contemplación devota, a la oración de alabanza ante el Señor que nos lo ha dado todo. No describe hechos sino que invita a la oración. La piedad cristiana ha encontrado siempre en la Pasión de nuestro Señor un motivo central de oración, tanto por los ejemplos de su paciencia, de perdón y de amor, cuanto por los efectos místicos que conlleva de iniciar la nueva y eterna alianza.
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