Longinos atraviesa con la lanza al Crucificado. 1346. Fra Angelico
Fresco
Museo del Convento Dominico de San Marcos de Florencia
El Martirologio romano anuncia hoy una celebración propia de la Iglesia de Jerusalén: la de san Longinos, venerado como el soldado que abrió con la lanza el costado del Señor crucificado. Por eso, hemos elegido uno de los frescos que Fra Angelico pintó para su Convento dominico de San Marcos de Florencia. Aparece el Señor muerto, al pie del cual se encuentra Longinos, que lo atraviesa con una lanza. La Virgen María, señalada por una inscripción en su nimbo, se vuelve y tapa la cara con las manos; la acompaña santa Marta. Hay otro personaje a la izquierda con barba, que podríamos identificar con Nicodemo, y un monje orando al pie de la Cruz.
El evangelio según Juan menciona que un soldado romano, entre los encargados por Pilato de la crucifixión de Jesús, clavó una lanza en el pecho del ajusticiado con el propósito, quizás, de confirmar su deceso. En efecto, en tanto a los otros dos condenados se les quebró las piernas para asegurar que muriesen, Jesús ya había muerto por lo cual uno de los soldados le abrió el costado con una lanza, y al instante salió sangre y agua.
En el escrito apócrifo conocido como Evangelio de Nicodemo aparece por primera vez el nombre de Longino. Es casi seguro que el nombre sea una latinización del griego λόγχη (lonjé), la palabra utilizada por el texto de Juan y apareció por primera vez un manuscrito iluminado de la Crucifixión detrás de un lancero. Dicho manuscrito, una versión siríaca del Evangelio según san Juan ilustrada por un tal Rabulas, data del 586 y se conserva en la Biblioteca Laurenciana de Florencia; allí se lee en letras griegas la palabra Longinos escrita tal vez en la misma época en que se realizó la figura.
Versiones posteriores de la leyenda de Longino aseguran que era ciego, y que el contacto con la sangre del Salvador le devolvió la vista. También dicen que ayudó a lavar el cuerpo de Jesús después del descenso de la Cruz.
El destino de Longino no es seguro, pero se lo veneró como mártir, fijando su muerte en la localidad de Gabbala, Capadocia. Su cuerpo pasaba por haber sido hallado en Mantua, Italia, en el año 1303, junto con la Santa Esponja empapada de la sangre de Cristo; se le atribuía, extendiendo su papel en el Gólgota, el haber acercado dicha esponja a los labios sedientos del Redentor. La reliquia favoreció su culto en el siglo XIII enlazándose con los romances del Grial y las tradiciones locales de milagros eucarísticos, constuyéndose una capilla consagrada a San Longino y la Santa Sangre en la iglesia del monasterio bendictino de Santa Andrea.
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