El Buen Pastor. XVII. Philippe de Champaigne
Óleo sobre lienzo. Medidas: 65 cm x 58 cm.
Museo de las Ursulinas. Mâcon.
Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.
Cristo resucitado es el Buen Pastor, que nos conduce por el valle de este mundo de sombras y muerte, hacia los pastos de la vida eterna. Cristo aparece no sólo como un pastor fiel que guía al rebaño, sino también como misericordioso pastor, que sale a buscar a la oveja perdida y la carga sobre sus hombres para devolverla a la seguridad del rebaño.
Esta imagen del Buen Pastor la contemplamos reflejada en el lienzo que hoy contemplamos, atribuido al pintor barroco francés Champaigne. El Señor aparece en pie, de cuerpo entero, llevando un cordero sobre los hombros.
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