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lunes, 15 de abril de 2019

Nicolás Froment. La unción en Betania

Unción en Betania. 1461. Nicolas Froment
Óleo sobre tabla. Medidas: 175 cm x 67 cm.
Galleria de los Uffici. Florencia

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

El Lunes Santo, seis días antes de la Pascua, leemos el relato de la Unción en Betania según el Evangelio de san Juan. En el desenlace de la vida de Jesús en el Evangelio de san Juan, juega un papel fundamental el último milagro de Jesús, la resurrección de Lázaro, que decidió a las autoridades a acabar con Jesús.


Por eso, contemplamos hoy el panel lateral derecho del Tríptico de la Resurrección de Lázaro, de Nicolás Froment. Nicolas Froment fue un pintor francés representante de la segunda escuela de Aviñón, influida por el estilo flamenco que caracteriza la última fase de la pintura gótica.

El tríptico muestra en su panel central a Jesús con Lázaro resucitado; a la izquierda, se hermana aparece arrodillada ante Jesús, suplicando el milagro; y a la derecha, se recoge la Unción en Betania.

miércoles, 10 de mayo de 2017

Subleyras. San Juan de Ávila

San Juan de Ávila. 1746. Pierre Subleyras
Óleo sobre lienzo, 136 x 98 cm.
 Museo de Birmingham. Gran Bretaña

Celebramos hoy la fiesta de san Juan de Avila, el célebre doctor de la Iglesia hispana del siglo XVI. El año pasado recogimos su biografía en una entrada que glosaba su retrato, atribuido a El GrecoEste año hemos escogido una obra de un autor del barroco francés tardío: Pierre Subleyras. Cuando la Causa de beatificación y canonización del Maestro dio el considerable paso de que la Congregación de Ritos aprobase sus escritos el 2 de abril de 1746, el Postulador fray Diego de Revilla encargó un retrato a Subleyras, amigo suyo.

El cuadro representa al Maestro Ávila como predicador en el púlpito. Está vestido con un roquete blanco; sostiene un crucifijo en la mano derecha, como expresión del tema fundamental de sus sermones. En el balaustre del púlpito se lee: “VENER. MAG. JOANNES DE ÁVILA ANDALUCIE APOST. OBIIT MONTILIAE DIE X MAII AN. MDLXIX” (el venerable maestro Juan de Ávila, apóstol de Andalucía, murió en Montilla el 10 de mayo de 1569).

Cuando el 7 de octubre de 2012 fue proclamado doctor de la Iglesia, junto con santa Hildegarda de Bingen, dijo de él el papa Benedicto XVI en su homilía: 

A este respecto, nos paramos un momento para admirar a los dos santos que hoy han sido agregados al grupo escogido de los doctores de la Iglesia. San Juan de Ávila vivió en el siglo XVI. Profundo conocedor de las Sagradas Escrituras, estaba dotado de un ardiente espíritu misionero. Supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad. Hombre de Dios, unía la oración constante con la acción apostólica.

Se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia.

viernes, 13 de enero de 2017

Jean Fouquet. San Hilario en un Concilio

San Hilario en un Concilio.1452-1460. Jean Fouquet
Iluminación sobre pergamino. Medidas: 16 cm x 12 cm.
Museo Condé. Chantilly. Francia.

San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia, que fue elevado a la  sede de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), en tiempo del emperador Constancio, quien había abrazado la herejía arriana, y luchó denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia. Compuso unos comentarios muy célebres sobre los Salmos y sobre el evangelio de san Mateo (367).

Este anuncio del Martirologio Romano nos introduce a la contemplación de la figura del célebre obispo san hilario, al que contemplamos en una magnífica iluminación del Libro de Horas de Étienne Chevalier, obra del genial pintor francés Jean Fouquet (Tours, Francia, ca. 1420 – Tours, Francia, ca. 1481), considerado uno de los grandes pintores del Renacimiento inicial y el renovador de la pintura francesa del siglo XV. Formado en la tradición francesa del gótico internacional, desarrolló un nuevo estilo, integrando las fuertes tonalidades cromáticas del gótico con la perspectiva y los volúmenes italianos, así como la innovación naturalista de los flamencos. Sus obras maestras son el Díptico de Melun y las miniaturas del Libro de horas de Étienne Chevalier.

El santo Padre Benedicto XVI dedicó su Catequedis de 10 de octubre de 2007 a la figura de San Hilario de Poitiers. Éste es el comienzo de su interesante enseñanza:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quiero hablar de un gran Padre de la Iglesia de Occidente, san Hilario de Poitiers, una de las grandes figuras de obispos del siglo IV. Enfrentándose a los arrianos, que consideraban al Hijo de Dios como una criatura, aunque excelente, pero sólo criatura, san Hilario consagró toda su vida a la defensa de la fe en la divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios y Dios como el Padre, que lo engendró desde la eternidad.

No disponemos de datos seguros sobre la mayor parte de la vida de san Hilario. Las fuentes antiguas dicen que nació en Poitiers, probablemente hacia el año 310. De familia acomodada, recibió una sólida formación literaria, que se puede apreciar claramente en sus escritos. Parece que no creció en un ambiente cristiano. Él mismo nos habla de un camino de búsqueda de la verdad, que lo llevó poco a poco al reconocimiento del Dios creador y del Dios encarnado, que murió para darnos la vida eterna.

Bautizado hacia el año 345, fue elegido obispo de su ciudad natal en torno a los años 353-354. En los años sucesivos, san Hilario escribió su primera obra, el Comentario al Evangelio de san Mateo. Se trata del comentario más antiguo en latín que nos ha llegado de este Evangelio. En el año 356 asistió como obispo al sínodo de Béziers, en el sur de Francia, el "sínodo de los falsos apóstoles", como él mismo lo llamó, pues la asamblea estaba dominada por obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de Jesucristo. Estos "falsos apóstoles" pidieron al emperador Constancio que condenara al destierro al obispo de Poitiers. De este modo, san Hilario se vio obligado a abandonar la Galia en el verano del año 356.

Desterrado en Frigia, en la actual Turquía, san Hilario entró en contacto con un contexto religioso totalmente dominado por el arrianismo. También allí su solicitud de pastor lo llevó a trabajar sin descanso por el restablecimiento de la unidad de la Iglesia, sobre la base de la recta fe formulada por el concilio de Nicea. Con este objetivo emprendió la redacción de su obra dogmática más importante y conocida: el De Trinitate ("Sobre la Trinidad").

jueves, 19 de mayo de 2016

Frans Floris. Sacrifico de Jesucristo

Sacrificio de Jesucristo, 1562. Frans Floris de Vriendt
Óleo sobre tabla, Medidas: 165 x 230 cm
Museo del Louvre. París

Vueltos al tiempo ordinario tras las celebraciones pascuales, volvemos a contemplar el misterio de nuestro Señor Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Hoy hemos escogido una visión alegórica de la Redención, donde vemos a Cristo crucificado sobre el pelícano, el ave mitológica que se hiere a sí misma para alimentar a sus hijos, con el padre eterno y el Espíritu Santo sosteniendo al Hijo, y la entera humanidad encabezada por Adán y Eva recibiendo la salvación.

Frans Floris de Vriendt (Amberes, c. 1519 - ídem;1570) es un pintor flamenco del siglo XVI. Tras viajar en su temprana juventud a Italia en donde se dedicó a estudiar a los grandes maestros (Leonardo, Miguel Ángel, Rafael entre otros) retornó a su ciudad natal para establecerse en ella definitivamente.

Frans Floris de Vriendt se destaca por haber introducido el manierismo y un conjunto de rasgos pictóricos de procedencia italiana que son llamados "romanismo" en Flandes y los Países Bajos. Por otra parte influyó directamente en su hermano el escultor y arquitecto Cornelis Floris de Vriendt. Su particular manierismo evidencia temáticamente y estilísticamente los influjos de la pintura flamenca, en el uso de colores sobrios y en la tensión de los personajes en escenas tales como las del Juicio Final. La mayoría de sus realizaciones se encuentra en los museos de Amberes, Bruselas, Florencia, Châlons-en-Champagne y Múnich.

domingo, 25 de octubre de 2015

Colombel. Curación del ciego

Curación del ciego. 1682. Nicolas Colombel
Óleo sobre lienzo. Medidas: 119 cm x 88 cm.
Museo de Arte de San Luis.

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, el ciego Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí.»

Este domingo la liturgia nos propone la escena de la curación del ciego de nacimiento. Bartimeo no puede ver con los ojos del cuerpo, pero su fe no puede ignorar la presencia de la infinita misericordia de Dios, hecha presente en nuestro mundo por medio de Jesucristo.

Contemplamos la escena representada por el pintor barroco francés Colombel. Cristo, revestido de un llamativo manto azul, llama al ciego, que se arrodilla implorante ante su majestuosa presencia.

viernes, 9 de octubre de 2015

Bellechose. Última comunión y martirio de san Dionisio

Última comunión y martirio de san Dionisio. 1415.Henri Bellechose
Témpera y oro sobre tabla. Medidas: 162 cm x 211 cm.
Museo del Louvre. París.

Según las relaciones de San Gregorio de Tours, San Dionisio de París fue enviado hacia el año 250 por el papa Fabiano junto con otros seis compañeros a las Galias, con el fin de evangelizar esa parte del Imperio Romano. San Dionisio fundó numerosas iglesias, y fue el primer obispo de París. En aquella ciudad romana, llamada entonces Lutecia Parisorum, san Dionisio instauró una iglesia en una isla del río Sena. Con la persecución contra cristianos promovida por el emperador Aureliano en 272, San Dionisio fue capturado, junto con el diácono San Eleuterio y el presbítero San Rústico.

El gobernador de la ciudad, Fescennino Sisinio, condenó a San Dionisio a morir decapitado (esta pena capital, considerada digna, alude a una ciudadanía romana de San Dionisio). El martirio de los tres santos tuvo lugar según se cree en la colina parisina llamada actualmente Montmartre (Mons Martyrium). De acuerdo con la tradición medieval, luego de ser decapitado, San Dionisio se irguió, levantó su cabeza cercenada, y con ella bajo el brazo caminó más de cinco kilómetros (a lo largo de lo que se conoció después como la Calzada de los Mártires). Al término de ese trayecto, San Dionisio habría encontrado a una mujer romana piadosa llamada Casulla, le habría puesto en las manos su cabeza, y habría caído muerto finalmente. En ese lugar se edificó siglos después una basílica en su honor, llamada de Saint-Dénis.

En latabla que contemplamos aparecen la Crucifisión en el centro, como motivo y ejemplo para el martirio del santo. A la izquierda aparece en prisión recibiendo la comunión, y a la derecha se ve el momento de la decapitación, junto a sus dos compañeros. Su autor fue Henri Bellechose (1415- 1445), pintor de estilo gótico internacional de los Países Bajos meridionales. Procedente de los Países Bajos meridionales trabajó para la familia real francesa. Fue nombrado pintor de la corte de Juan sin Miedo, Duque de Borgoña en Dijon y luego también por su sucesor, Felipe el Bueno.

Casi todas sus obras fueron encargos de los Duques de Borgoña, incluyendo su famoso Martirio de san Denis, para el cual el Ducado le proporcionó los materiales en mayo de 1415. Con Felipe el Bueno su obra se hizo ante todo decorativa, incluyendo encargos como escudos de armas para funerales. Bellechose tuvo un taller dinámico, que en su cenit estaba compuesto por ocho asistentes y dos aprendices.

viernes, 1 de mayo de 2015

George de la Tour. San José Carpintero

San José Carpintero. 1640. Georges de La Tour
Óleo sobre lienzo. Medidas: 137 cm x 132 cm.
Museo del Louvre. París

Veneramos hoy a san José en su oficio de carpintero. Aceptó la misión que Dios le confirió, de cuidar a María y a Jesús. En él vemos reflejadas las virtudes de la fe confiada en la Palabra que le fue dirigida, la vida laboriosa y el amor que profesó a María y a Jesús.

Contemplamos un lienzo de George de la Tour,  el más famoso de los tenebristas franceses. Georges de La Tour recibió la influencia del pintor italiano Caravaggio, y debió conocer asimismo la obra de Carlo Saraceni y Orazio Gentileschi. No obstante, se relaciona más con los tenebristas holandeses de la escuela de Utrecht —en particular Gerard van Honthorst— que con Caravaggio. En los cuadros de Georges de La Tour, el origen de la luz es concreto: una vela, una bujía, una antorcha u otra forma de luz artificial, mientras que en las obras de Caravaggio, la luz provenía de un foco de origen impreciso.

En nuestro lienzo, vemos a san José trabajando sobre un trozo de madera, mientras que el niño Jesús le ilumina con una vela, que pone de manifiesto de divinidad.

domingo, 26 de abril de 2015

Campaigne. El Buen Pastor

El Buen Pastor. XVII. Philippe de Champaigne
Óleo sobre lienzo. Medidas: 65 cm x 58 cm.
Museo de las Ursulinas. Mâcon.

Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a ésas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Cristo resucitado es el Buen Pastor, que nos conduce por el valle de este mundo de sombras y muerte, hacia los pastos de la vida eterna. Cristo aparece no sólo como un pastor fiel que guía al rebaño, sino también como misericordioso pastor, que sale a buscar a la oveja perdida y la carga sobre sus hombres para devolverla a la seguridad del rebaño.

Esta imagen del Buen Pastor la contemplamos reflejada en el lienzo que hoy contemplamos, atribuido al pintor barroco francés Champaigne. El Señor aparece en pie, de cuerpo entero, llevando un cordero sobre los hombros.

lunes, 30 de marzo de 2015

Nicolás Froment. La unción en Betania

Unción en Betania. 1461. Nicolas Froment
Óleo sobre tabla. Medidas: 175 cm x 67 cm.
Galleria de los Uffici. Florencia

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

El Lunes Santo, seis días antes de la Pascua, leemos el relato de la Unción en Betania según el Evangelio de san Juan. En el desenlace de la vida de Jesús en el Evangelio de san Juan, juega un papel fundamental el último milagro de Jesús, la resurrección de Lázaro, que decidió a las autoridades a acabar con Jesús.


Por eso, contemplamos hoy el panel lateral derecho del Tríptico de la Resurrección de Lázaro, de Nicolás Froment. Nicolas Froment fue un pintor francés representante de la segunda escuela de Aviñón, influida por el estilo flamenco que caracteriza la última fase de la pintura gótica.

El tríptico muestra en su panel central a Jesús con Lázaro resucitado; a la izquierda, se hermana aparece arrodillada ante Jesús, suplicando el milagro; y a la derecha, se recoge la Unción en Betania.

sábado, 31 de enero de 2015

Delacroix. Jusús dormido durante la tempestad

Jesús dormido durante la tempestad, 1853. Eugéne Delacroix
Óleo sobre lienzo, Medidas: 50 x 61 cm
Museo Metropolitano de Arte. Nueva York

La liturgia de hoy nos invita a meditar sobre el momento en el que Jesús manda calmarse a la tempestad, en medio del Lago de Galilea. Hemos escogido un lienzo del romanticismo francés, pintado por Delacroix, para ilustrar este momento. Según Vincent van Gogh, la llamativa aureola dorada que envuelve a Cristo, en medio de un mar de grises y azules, expresa perfectamente su divinidad.

La escena está concebida en un tono romántico. La nave está a punto de zozobrar, en medio de un mar embravecido. Todos los discípulos están de espaldas, intentando remar, excepto uno que levantea las manos con expresión de terror. En cambio, Jesús duerme plácidamente, aureolado, efectivamente, por un nimbo dorado.

martes, 13 de enero de 2015

Jean Fouquet. San Hilario en un Concilio

San Hilario en un Concilio.1452-1460. Jean Fouquet
Iluminación sobre pergamino. Medidas: 16 cm x 12 cm.
Museo Condé. Chantilly. Francia.

San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia, que fue elevado a la  sede de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), en tiempo del emperador Constancio, quien había abrazado la herejía arriana, y luchó denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia. Compuso unos comentarios muy célebres sobre los Salmos y sobre el evangelio de san Mateo (367).

Este anuncio del Martirologio Romano nos introduce a la contemplación de la figura del célebre obispo san hilario, al que contemplamos en una magnífica iluminación del Libro de Horas de Étienne Chevalier, obra del genial pintor francés Jean Fouquet (Tours, Francia, ca. 1420 – Tours, Francia, ca. 1481), considerado uno de los grandes pintores del Renacimiento inicial y el renovador de la pintura francesa del siglo XV. Formado en la tradición francesa del gótico internacional, desarrolló un nuevo estilo, integrando las fuertes tonalidades cromáticas del gótico con la perspectiva y los volúmenes italianos, así como la innovación naturalista de los flamencos. Sus obras maestras son el Díptico de Melun y las miniaturas del Libro de horas de Étienne Chevalier.

El santo Padre Benedicto XVI dedicó su Catequedis de 10 de octubre de 2007 a la figura de San Hilario de Poitiers. Éste es el comienzo de su interesante enseñanza:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy quiero hablar de un gran Padre de la Iglesia de Occidente, san Hilario de Poitiers, una de las grandes figuras de obispos del siglo IV. Enfrentándose a los arrianos, que consideraban al Hijo de Dios como una criatura, aunque excelente, pero sólo criatura, san Hilario consagró toda su vida a la defensa de la fe en la divinidad de Jesucristo, Hijo de Dios y Dios como el Padre, que lo engendró desde la eternidad.

No disponemos de datos seguros sobre la mayor parte de la vida de san Hilario. Las fuentes antiguas dicen que nació en Poitiers, probablemente hacia el año 310. De familia acomodada, recibió una sólida formación literaria, que se puede apreciar claramente en sus escritos. Parece que no creció en un ambiente cristiano. Él mismo nos habla de un camino de búsqueda de la verdad, que lo llevó poco a poco al reconocimiento del Dios creador y del Dios encarnado, que murió para darnos la vida eterna.

Bautizado hacia el año 345, fue elegido obispo de su ciudad natal en torno a los años 353-354. En los años sucesivos, san Hilario escribió su primera obra, el Comentario al Evangelio de san Mateo. Se trata del comentario más antiguo en latín que nos ha llegado de este Evangelio. En el año 356 asistió como obispo al sínodo de Béziers, en el sur de Francia, el "sínodo de los falsos apóstoles", como él mismo lo llamó, pues la asamblea estaba dominada por obispos filo-arrianos, que negaban la divinidad de Jesucristo. Estos "falsos apóstoles" pidieron al emperador Constancio que condenara al destierro al obispo de Poitiers. De este modo, san Hilario se vio obligado a abandonar la Galia en el verano del año 356.

Desterrado en Frigia, en la actual Turquía, san Hilario entró en contacto con un contexto religioso totalmente dominado por el arrianismo. También allí su solicitud de pastor lo llevó a trabajar sin descanso por el restablecimiento de la unidad de la Iglesia, sobre la base de la recta fe formulada por el concilio de Nicea. Con este objetivo emprendió la redacción de su obra dogmática más importante y conocida: el De Trinitate ("Sobre la Trinidad").

lunes, 1 de diciembre de 2014

Louis de Boulogne. El centurión a los pies de Cristo

El centurión a los pies de Cristo, 1685. Louis de Boullogne
Óleo sobre lienzo
Museo  de Bellas Artes. Arras (Francia)

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.» Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo.»
Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quien para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»

Comenzamos el tiempo de Adviento con esta escena del centurión, que le suplica al Señor que cure a un criado reconociéndose indigno. Esta frase la repetimos en cada Eucaristía: Señor, no soy digno de que entre en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme. Contemplamos la escena en la versión de Luis de Boulogne, un pintor barroco francés que acumula gran cantidad de detalles en la escena, como los soldamos que acompañan al centurión, o las mujeres que contemplan la escena en el lado inferior derecho, con un elaborado fondo arquitectónico.


martes, 16 de septiembre de 2014

Pierre Bouillon. Jesús resucita al hijo de la viuda de Naim.

Jesús resucita al hijo de la viuda de Naim. 1800. Pierre Bouillon
Óleo sobre lienzo. Medidas: 125 cm x 162 cm.
Museo de Tesse, Le Mans (Francia)

Leemos hoy en el Evangelio según san Lucas la resurrección del hijo difunto de una viuda en Naim. Cuando van a enterrarlo, en medio de duelo, con la pobre viuda que ha perdido a su único hijo, Jesús se compadece de su dolor, y lo resucita. El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo.» La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

El óleo que ilustra la escena pertenece al autor francés Bouillon, ya en tránsito del barroco hacia el romanticismo de tipo historicista. La escena está pintada con vivos colores, con una rica arquitectura de fondo, ante la que se yergue Jesús, revestido con un manto azul sobre túnica roja. El difunto se desprende del sudario y la madre, arrodillada, queda estupefacta ante el hecho.

sábado, 10 de mayo de 2014

Subleyras. San Juan de Ávila

San Juan de Ávila. 1746. Pierre Subleyras
Óleo sobre lienzo, 136 x 98 cm.
 Museo de Birmingham. Gran Bretaña

Celebramos hoy la fiesta de san Juan de Avila, el célebre doctor de la Iglesia hispana del siglo XVI. El año pasado recogimos su biografía en una entrada que glosaba su retrato, atribuido a El Greco. Este año hemos escogido una obra de un autor del barroco francés tardío: Pierre Subleyras. Cuando la Causa de beatificación y canonización del Maestro dio el considerable paso de que la Congregación de Ritos aprobase sus escritos el 2 de abril de 1746, el Postulador fray Diego de Revilla encargó un retrato a Subleyras, amigo suyo.

El cuadro representa al Maestro Ávila como predicador en el púlpito. Está vestido con un roquete blanco; sostiene un crucifijo en la mano derecha, como expresión del tema fundamental de sus sermones. En el balaustre del púlpito se lee: “VENER. MAG. JOANNES DE ÁVILA ANDALUCIE APOST. OBIIT MONTILIAE DIE X MAII AN. MDLXIX” (el venerable maestro Juan de Ávila, apóstol de Andalucía, murió en Montilla el 10 de mayo de 1569).

Cuando el 7 de octubre de 2012 fue proclamado doctor de la Iglesia, junto con santa Hildegarda de Bingen, dijo de él el papa Benedicto XVI en su homilía: 

A este respecto, nos paramos un momento para admirar a los dos santos que hoy han sido agregados al grupo escogido de los doctores de la Iglesia. San Juan de Ávila vivió en el siglo XVI. Profundo conocedor de las Sagradas Escrituras, estaba dotado de un ardiente espíritu misionero. Supo penetrar con singular profundidad en los misterios de la redención obrada por Cristo para la humanidad. Hombre de Dios, unía la oración constante con la acción apostólica.

Se dedicó a la predicación y al incremento de la práctica de los sacramentos, concentrando sus esfuerzos en mejorar la formación de los candidatos al sacerdocio, de los religiosos y los laicos, con vistas a una fecunda reforma de la Iglesia.

lunes, 24 de marzo de 2014

La Oración del Huerto

La Oración del huerto. 1405-08. Colart de Laón?
Temple graso sobre tabla. Medidas: 47cm x 33,5cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Volvemos a contemplar los pasos de la Pasión del Señor, comenzando por la Oración del Huerto. Jesús se ofrece en la oración a cumplir la voluntad salvadora de Dios, a pesar de ser consciente del dolor que le habría de producir la violenta acción del pecado humano.

Para ilustrar este momento, hemos escogido una obra francesa, del estilo gótico internacional. Se ha identificado al donante con Luis de Orleans (1372-1407), hijo del rey Carlos V de Francia y regente desde 1393 a consecuencia de la locura de su hermano, Carlos VI. Al ocupar el donante y santa Inés la mitad inferior izquierda, dado el formato alargado de la tabla, el pintor muestra a Cristo -arrodillado, siguiendo a san Lucas (22, 39-46)- y a los apóstoles más alejados de lo habitual y reduce su escala. al fondo, aparece el Padre Eterno rodeado de una aureola, confortando e Jesús, lo que muestra acertadamente el contexto trinitario de toda la Pasión.