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martes, 14 de mayo de 2019

San Matias


San Matías, 1610 - 1612 Obra de  Pedro Pablo Rubens
Óleo sobre tabla, 107,2 x 82,5 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy celebramos al apóstol san Matias, elegido, según nos cuentan los Hechos de los apóstoles 1, 15-17, después de la muerte de Judas y tras ser testigo de la resurrección del Señor. "Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión... Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles."

Dice san Juan Crisostomo, comentando el libro de los Hechos de los Apóstoles, "Todos rezan, diciendo: Señor, tú penetras el corazón de todos, muéstranos. «Tú, no nosotros». Llaman con razón al que penetra todos los corazones, pues él solo era quien había de hacer la elección. Le exponen su petición con toda confianza, dada la necesidad de la elección. No dicen: «Elige», sino muéstranos a cuál has elegido, pues saben que todo ha sido prefijado por Dios. Echaron suertes. No se creían dignos de hacer por sí mismos la elección, y por eso prefieren atenerse a una señal."

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. (Jn 14-13) y los discípulos fueron fieles a ello. San Agustín cogiendo esta frase de san Juan nos exhorta a seguir el ejemplo del Maestro, al igual que los discípulos lo hicieron. "Hizo él lo que él mismo había enseñado; los apóstoles hicieron lo que habían aprendido de él y nos intimaron a imitarles. Hagámoslo también nosotros. Pues si bien no somos lo que él en cuanto nos creó, somos lo que él en cuanto por nosotros se encarnó. Y si sólo lo hubiera hecho él quizá nadie de nosotros debería tener la audacia de imitarlo, pues él era hombre, pero sin dejar de ser Dios. Pero en cuanto hombre, los siervos imitaron al Señor, los discípulos al Maestro, y lo hicieron asimismo los que nos precedieron en la familia de Dios, que son nuestros padres, pero también consiervos nuestros. Dios no nos hubiera mandado hacerlo, de saber que el hombre era incapaz de realizarlo."

(San Agustín de Hipona, Comentario al salmo 56)

El cuadro que hoy nos ocupa esta dentro de la serie de los doce apóstoles que pinto Rubens entre 1610 y 1612 y realizado probablemente para un miembro de la nobleza flamenca deseoso de evidenciar su fidelidad al catolicismo. El interés por las representaciones de los apóstoles experimentó un gran incremento en el mundo católico desde finales del siglo XVI, como reacción a la Reforma religiosa que negaba el poder de intercesión de los santos.  Rubens, uno de los principales creadores de imágenes de devoción que exaltaran los dogmas católicos, potencia en los cuadros de sus apóstoles la idea de sacrificio y entrega, al representarlos con instrumentos relacionados con sus respectivos martirios. Son pintados al poco de volver de Italia, inspirandose en la escultura clásica y en la pintura de Miguel Ángel y de Caravaggio. La fuerza física que muestran las figuras sirve como metáfora de su valor moral y firmeza, mientras que la luz, muy dirigida y contrastada, ayuda a enfatizar el valor de la determinación y seguridad demostrada por estos santos. 



lunes, 25 de julio de 2016

Murillo. El Apóstol Santiago


El Apóstol Santiago. 1655. Bartolomé Esteban Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 134 cm x 107 cm.
Museo del Prado. Madrid España.

Para la solemnidad del Apóstol Santiago, hemos escogido esta obra de Murillo que expresa diversos aspectos del culto al santo apóstol. Por una parte, la túnica roja nos habla de su martirio. El libro que lleva en la mano nos manifiesta su condición de evangelizador, según la tradición, en la Hispania romana. El báculo de peregrino y las conchas que lleva sobre la esclavina nos hablan de los peregrinos que hacia su tumba de Compostela dirigieron sus pasos y oraciones.

Pero de esta obra de Murillo me quedaría con la mirada serena y profunda del apóstol, tal vez algo cansada, con unos ojos llenos de esperanza, como los ojos de tantos peregrinos, que con esperanza siguen caminando por esta vida hacia el Señor.

De este sentido simbólico de la peregrinación habló el papa Benedicto XVI, en su pregrinación a Santiago de Compostela, durante la Eucaristía celebrada en la Plaza del Obradoiro el 6 de noviembre de 2010:

El cansancio del andar, la variedad de paisajes, el encuentro con personas de otra nacionalidad, los abren a lo más profundo y común que nos une a los humanos: seres en búsqueda, seres necesitados de verdad y de belleza, de una experiencia de gracia, de caridad y de paz, de perdón y de redención. Y en lo más recóndito de todos esos hombres resuena la presencia de Dios y la acción del Espíritu Santo. Sí, a todo hombre que hace silencio en su interior y pone distancia a las apetencias, deseos y quehaceres inmediatos, al hombre que ora, Dios le alumbra para que le encuentre y para que reconozca a Cristo. Quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con Dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria.

sábado, 25 de julio de 2015

Murillo. El Apóstol Santiago


El Apóstol Santiago. 1655. Bartolomé Esteban Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 134 cm x 107 cm.
Museo del Prado. Madrid España.

Para la solemnidad del Apóstol Santiago, hemos escogido esta obra de Murillo que expresa diversos aspectos del culto al santo apóstol. Por una parte, la túnica roja nos habla de su martirio. El libro que lleva en la mano nos manifiesta su condición de evangelizador, según la tradición, en la Hispania romana. El báculo de peregrino y las conchas que lleva sobre la esclavina nos hablan de los peregrinos que hacia su tumba de Compostela dirigieron sus pasos y oraciones.

Pero de esta obra de Murillo me quedaría con la mirada serena y profunda del apóstol, tal vez algo cansada, con unos ojos llenos de esperanza, como los ojos de tantos peregrinos, que con esperanza siguen caminando por esta vida hacia el Señor.

De este sentido simbólico de la peregrinación habló el papa Benedicto XVI, en su pregrinación a Santiago de Compostela, durante la Eucaristía celebrada en la Plaza del Obradoiro el 6 de noviembre de 2010:

El cansancio del andar, la variedad de paisajes, el encuentro con personas de otra nacionalidad, los abren a lo más profundo y común que nos une a los humanos: seres en búsqueda, seres necesitados de verdad y de belleza, de una experiencia de gracia, de caridad y de paz, de perdón y de redención. Y en lo más recóndito de todos esos hombres resuena la presencia de Dios y la acción del Espíritu Santo. Sí, a todo hombre que hace silencio en su interior y pone distancia a las apetencias, deseos y quehaceres inmediatos, al hombre que ora, Dios le alumbra para que le encuentre y para que reconozca a Cristo. Quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con Dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria.

jueves, 25 de julio de 2013

Murillo. El Apóstol Santiago


El Apóstol Santiago. 1655. Bartolomé Esteban Murillo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 134 cm x 107 cm.
Museo del Prado. Madrid España.

Para la solemnidad del Apóstol Santiago, hemos escogido esta obra de Murillo que expresa diversos aspectos del culto al santo apóstol. Por una parte, la túnica roja nos habla de su martirio. El libro que lleva en la mano nos manifiesta su condición de evangelizador, según la tradición, en la Hispania romana. El báculo de peregrino y las conchas que lleva sobre la esclavina nos hablan de los peregrinos que hacia su tumba de Compostela dirigieron sus pasos y oraciones.

Pero de esta obra de Murillo me quedaría con la mirada serena y profunda del apóstol, tal vez algo cansada, con unos ojos llenos de esperanza, como los ojos de tantos peregrinos, que con esperanza siguen caminando por esta vida hacia el Señor.

De este sentido simbólico de la peregrinación habló el papa Benedicto XVI, en su pregrinación a Santiago de Compostela, durante la Eucaristía celebrada en la Plaza del Obradoiro el 6 de noviembre de 2010:

El cansancio del andar, la variedad de paisajes, el encuentro con personas de otra nacionalidad, los abren a lo más profundo y común que nos une a los humanos: seres en búsqueda, seres necesitados de verdad y de belleza, de una experiencia de gracia, de caridad y de paz, de perdón y de redención. Y en lo más recóndito de todos esos hombres resuena la presencia de Dios y la acción del Espíritu Santo. Sí, a todo hombre que hace silencio en su interior y pone distancia a las apetencias, deseos y quehaceres inmediatos, al hombre que ora, Dios le alumbra para que le encuentre y para que reconozca a Cristo. Quien peregrina a Santiago, en el fondo, lo hace para encontrarse sobre todo con Dios que, reflejado en la majestad de Cristo, lo acoge y bendice al llegar al Pórtico de la Gloria.

martes, 14 de mayo de 2013

San Matias


San Matías, 1610 - 1612 Obra de  Pedro Pablo Rubens
Óleo sobre tabla, 107,2 x 82,5 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy celebramos al apóstol san Matias, elegido, según nos cuentan los Hechos de los apóstoles 1, 15-17, después de la muerte de Judas y tras ser testigo de la resurrección del Señor. "Hace falta, por tanto, que uno se asocie a nosotros como testigo de la resurrección de Jesús, uno de los que nos acompañaron mientras convivió con nosotros el Señor Jesús, desde que Juan bautizaba, hasta el día de su ascensión... Echaron suertes, le tocó a Matías, y lo asociaron a los once apóstoles."

Dice san Juan Crisostomo, comentando el libro de los Hechos de los Apóstoles, "Todos rezan, diciendo: Señor, tú penetras el corazón de todos, muéstranos. «Tú, no nosotros». Llaman con razón al que penetra todos los corazones, pues él solo era quien había de hacer la elección. Le exponen su petición con toda confianza, dada la necesidad de la elección. No dicen: «Elige», sino muéstranos a cuál has elegido, pues saben que todo ha sido prefijado por Dios. Echaron suertes. No se creían dignos de hacer por sí mismos la elección, y por eso prefieren atenerse a una señal."

Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. (Jn 14-13) y los discípulos fueron fieles a ello. San Agustín cogiendo esta frase de san Juan nos exhorta a seguir el ejemplo del Maestro, al igual que los discípulos lo hicieron. "Hizo él lo que él mismo había enseñado; los apóstoles hicieron lo que habían aprendido de él y nos intimaron a imitarles. Hagámoslo también nosotros. Pues si bien no somos lo que él en cuanto nos creó, somos lo que él en cuanto por nosotros se encarnó. Y si sólo lo hubiera hecho él quizá nadie de nosotros debería tener la audacia de imitarlo, pues él era hombre, pero sin dejar de ser Dios. Pero en cuanto hombre, los siervos imitaron al Señor, los discípulos al Maestro, y lo hicieron asimismo los que nos precedieron en la familia de Dios, que son nuestros padres, pero también consiervos nuestros. Dios no nos hubiera mandado hacerlo, de saber que el hombre era incapaz de realizarlo."

(San Agustín de Hipona, Comentario al salmo 56)

El cuadro que hoy nos ocupa esta dentro de la serie de los doce apóstoles que pinto Rubens entre 1610 y 1612 y realizado probablemente para un miembro de la nobleza flamenca deseoso de evidenciar su fidelidad al catolicismo. El interés por las representaciones de los apóstoles experimentó un gran incremento en el mundo católico desde finales del siglo XVI, como reacción a la Reforma religiosa que negaba el poder de intercesión de los santos.  Rubens, uno de los principales creadores de imágenes de devoción que exaltaran los dogmas católicos, potencia en los cuadros de sus apóstoles la idea de sacrificio y entrega, al representarlos con instrumentos relacionados con sus respectivos martirios. Son pintados al poco de volver de Italia, inspirandose en la escultura clásica y en la pintura de Miguel Ángel y de Caravaggio. La fuerza física que muestran las figuras sirve como metáfora de su valor moral y firmeza, mientras que la luz, muy dirigida y contrastada, ayuda a enfatizar el valor de la determinación y seguridad demostrada por estos santos.