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miércoles, 30 de enero de 2019

Fra Filippo Lippi. Altar de la Trinidad de Pistoia

Altar de la Trinidad de Pistoia. 1455. Taller de Fra Filippo Lippi
Óleo sobre tabla
Nathional Gallery. Londres

Cristo ofreció por los pecados, para siempre jamás, un solo sacrificio; está sentado a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies. Con una sola ofrenda ha perfeccionado para siempre a los que van siendo consagrados.

Cristo ejerció un sacerdocio único, al ofrecerse en la Cruz a sí mismo como ofrenda por la salvación de todo el género humano. El Padre eterno recibe dese ofrenda, y el Espíritu Santo mueve al Hijo a ofrecerse.

domingo, 31 de mayo de 2015

Hendrick van Balen. La Trinidad

Trinidad, 1620. Obra de Hendrick van Balen
Óleo sobre tabla, 
Iglesia de Santiago, Amberes. Bélgica

La Solemnidad de hoy me hace mirar a la expresión Trinitaria en el Arte. Son tantas las formas y maneras que ésta adquiere a la vista de los artistas a través de los siglos. De igual manera los Padres de la Iglesia intentaron definirla a la luz misma de la revelación dada por la historia de la salvación.

El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica la veracidad de Dios. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él. 

Dice la carta a los Hebreos en su cap. primero:

" ... el Hijo, a quien Dios constituyó heredero de todas las cosas, y por quien asimismo hizo el mundo . Este Hijo, que refleja la gloria (de Dios) y la impronta de su sustancia, sostiene todo con su palabra poderosa .... "

Como rezamos en el Credo.

" ... nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Dios verdadera Luz de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre por medio de él fueron creadas todas las cosas. "

San Agustín habla de la Trinidad en su obra De Trinitate  dividida en cinco grandes partes: Teología bíblica de la Trinidad (I-IV). Teología especulativa y defensa del dogma (V-VII). Introducción al conocimiento místico de Dios (VIII). Búsqueda de la imagen de la Trinidad en el hombre (IX-XIV). Compendio y complemento del tratado (XV).

En La Trinidad Agustín desarrolló la doctrina de las relaciones: las tres personas divinas son El Ser mismo, eterno, inmutable, consustancial, pero se distinguen por sus relaciones; la explicación psicológica; la doctrina sobre las propiedades personales de El Espíritu Santo, que procede como amor; la vida de la gracia; y sobre cómo el hombre siendo imagen de Dios es imagen de la Santísima Trinidad.

En la perspectiva del amor, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son el amante, el amado y el amor:

 " Et ideo no Amplius quam tria sunt:. unus diligens aquí eum de illo est, et unus diligens eum de quo est, et ipsa dilectio "
 " Las personas divinas no son más que tres: la primera que ama, de la que nace, la segunda que ama, de quien viene y la tercera, que es el mismo amor. "

" Ecce sunt tria, Amans et quod et Amatur amor. "
" Estas son tres:. el Amante, el Amado y el Amor "

Hilario de Poitiers, dice en su obra de De Trinitate:

" No quitará su Unicidad de Dios Padre, cuando decimos que el Hijo es Dios, porque él es Dios de Dios, uno a uno, por lo que un Dios, porque Dios es Él mismo. Por otro lado, el Hijo no es menos Dios porque el Padre es el único Dios. Como el Hijo Unigénito no está exenta de nacimiento, con el fin de privar al padre de su unidad divina, ni es diferente de Dios, sino porque es nacido de Dios "

San Atanasio de Alejandría en su segunda carta a Carta a Serapión se expresa de esta manera:

" El carácter distintivo de la fe en Cristo es la siguiente: el hijo de Dios, que es, de hecho, en el principio era el Logos Dios, el Logos, y el Logos era Dios - que es la sabiduría y el poder del Padre, Cristo es el poder de Dios y sabiduría de Dios - el final de los tiempos se ha hecho hombre para nuestra salvación. De hecho, John, después de decir: En el principio era el Logos, poco después, añadió, y los logos se hizo carne, es decir, se hizo hombre. Y el Señor dice de sí mismo: porque procuráis matarme, hombre que os he hablado la verdad? y Pablo, que había aprendido de él, escribe: Un solo Dios, un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre "

" Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. "    ( 1 Jn 4, 16 )

miércoles, 18 de marzo de 2015

Francesco Pasellino. La Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad. 1455-1460. Francesco Pesellino
Témpera y óleo sobre tabla. Medidas: 227 cm x 357 cm.
National Gallery. Londres.

Os lo aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que ésta, para vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al Hijo como honran al Padre.

Leemos en la Eucaristía de este cuarto miércoles de Cuaresma la polémica que se entabla entre Jesús y los judíos en el Templo de Jerusalén, después de la curación del paralítico en la piscina de Betesda. Jesús establece claramente su filiación divina. Esta pretensión de Jesús de igualarse a Dios en su condición de Hijo fue interpretado como una blasfemia por los judíos, y desembocará en su ejecución. Para los cristianos, en cambio, se erige en la única vía de acceso a Dios.

La iconografía cristiana representó este concepto en la imagen de la Trinidad, revelada en la Crucifixión: aparece Cristo crucificado, cuya cruz es sostenida por Dios Padre, y sobre su cabeza aparece el Espíritu Santo en forma de paloma. La imagen que contemplamos, de hecho, es el llamado Altar de la Trinidad de Pistoya. Este retablo fue encargado en septiembre 1455 por la Sociedad Sacerdotal de la Trinidad en Pistoya. Aparecen los santos de Mamas, Santiago, Zenón y Jerónimo. Cuando Pesellino murió en julio de 1457, la pintura fue terminada por Fra Filippo Lippi , y entregado en junio 1460. El retablo fue desmontado en el siglo XVIII y, con el trascurso de los años, fue adquirido y vuelto a montar en la National Galley de Londres.

martes, 24 de febrero de 2015

Agnolo Gaddi. La Santísima Trinidad

La Santísima Trinidad. 1390. Agnolo Gaddi
Témpera y oro sobre tabla. Medidas: 129 x 70 cm por tabla
 Museo Metropolitano de Arte. Nueva York

El martes del Cuaresma se centra en la oración del Señor. Si este tiempo ha de ser un tiempo especial en nuestra dedicación a la oración, Jesús no sólo nos enseña a orar sino que, a través de la oración, nos manifiesta quién y cómo es Dios: su Padre y nuestro Padre, que a través en el Espíritu Santo forma una unidad, a la que hemos sido invitados a participar sus criaturas en la condición de hijos. Por eso, nos atrevemos a decir: Padre Nuestro.

Hemos escogido, por ello, una tabla típica de la época medieval, que nos muestra a la entera Trinidad: el Padre Eterno, que sostiene con los brazos la Cruz del Hijo, nuestro Señor Jesucristo, donde está posado el Espíritu Santo en forma de paloma. La tabla fue pintada por el florentino Agnolo Gaddi, como tabla central de un tríptico. Su estilo es un término medio entre el de Giotto y el naciente gótico internacional.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Anónimo. Santísima Trinidad

Santísima Trinidad. XVIII. Anónimo
Óleo sobre lienzo. Medidas: 119 cm x 89 cm.
Museo del Prado. Madrid. España

Leemos hoy en la Eucaristía el pasaje del Evangelio según san Lucas en el que Jesús enseña a sus discípulos a orar. La oración de los cristianos es la invocación confiada a Dios en la calidad de hijos, concedida como la gran gracia que Jesús nos concede al redimirnos. Jesús nos sólo enseñó un método de oración, sino que desveló en la oración, hecha en el Espíritu Santo, al Padre y a sí mismo como Hijo de Dios.

No cabe duda, pues, que la oración cristiana es eminentemente trinitaria. Por eso, hemos seleccionado esta obra anónima del siglo XVIII, en la que la tres personas de la Trinidad quedan dispuestas formando un triángulo, que la define simbólicamente. Cada uno porta los atributos que les son propios: el Hijo, la Cruz; el Padre, un cetro y un globo del mundo sobre el que se yergue la Cruz; y lo corona la paloma del Espíritu Santo, desde un nimbo de nubes. Los personajes, evocando los querubines que sostenían el Arca de la Alianza en el Templo de Jerusalén, vienen sustentados por un grupo de ángeles, que actúan a modo de trono.

domingo, 15 de junio de 2014

El Greco. La Trinidad

La Trinidad. 1577-1579. El Greco
Óleo sobre lienzo. Medidas: 300cm x 179cm.
Museo del Prado. Madrid

Esta obra coronaba el retablo mayor del convento de Santo Domingo el Antiguo (Toledo), primer encargo que recibió el Greco al llegar a España, junto con la Asunción de la Virgen en el piso inferior (actualmente en Chicago, Art Institute) y cuatro lienzos de dimensiones mucho más reducidas: las imágenes de cuerpo entero de San Juan Bautista y San Juan Evangelista y los dos bustos largos de San Bernardo (San Petersburgo, State Hermitage Museum) y San Benito.

Por encima de la Trinidad se encontraba una Santa Faz pintada sobre madera. La Trinidad debía verse a bastante altura, lo que en parte explica la perspectiva, la monumentalidad y el sentido escultórico de las figuras, propios por otra parte del periodo inicial del Greco en Toledo. La representación de Cristo muerto sostenido parcialmente por Dios Padre, sentado en un trono de nubes, acompañado por la paloma, símbolo del espíritu santo, y rodeado de un grupo de ángeles, es uno de los ejemplos más logrados del carácter de la pintura del Greco en su primera etapa en España. Parte de una composición tomada de Alberto Durero en la que se aúnan dos iconografías tardomedievales: la Compassio Patris (el Padre Eterno sosteniendo el cuerpo muerto de Jesús) y la del Trono de Gracia, en el que Cristo aparece crucificado, convertido en una suerte de Piedad masculina. En las dos iconografías se mantiene una misma simbología eucarística y redentora, el ofrecimiento y aceptación por parte de Dios Padre del sacrificio de su Hijo para que la humanidad alcance la salvación. Aunque la idea compositiva partía de Durero, la formulación de la tela mostró la absorción del Greco de lo mejor de la pintura italiana, y especialmente del tono heroico empleado por Miguel Ángel para la figura de Cristo.

El otro elemento fundamental de la obra es el colorido empleado. El Greco se circunscribe aquí a una paleta que toma aspectos de la escuela veneciana, pero también del manierismo romano. Se destaca el cuerpo monocromo, cadavérico de Cristo, impregnado de los tonos cenicientos de las nubes. Flanqueando esta importante figura, tanto Dios Padre como el cortejo de ángeles muestran en sus túnicas unas entonaciones esplendentes: azules, rojo carmín, verde, morado y amarillo culminados por el cielo dorado que enmarca la nívea aparición del Espíritu Santo

viernes, 6 de junio de 2014

Miguel Ximénez. La Trinidad.

La Trinidad. 1480. Miguel Ximénez
Técnica mixta. Medidas: 90cm x 90cm.
Museo del Prado. Madrid.

Volvemos este último viernes de Pascua a contemplar el misterio de Cristo Resucitado, mostrando las huellas de su Pasión; esta vez, junto a toda la Trinidad, en una curiosa obra de Miguel Ximénez, el pintor hispano-flameco del rey Fernando el Católico.

Ximénez recurre aquí a una iconografía de la Trinidad que muestra a las tres figuras con idéntica apariencia humana. Dios Padre y el Espíritu Santo, sentados en un trono, sostienen por los brazos a Cristo, representado como "Salvador del mundo". A los lados dos ángeles, uno con la espada y otro con los lirios. Ximénez los representa con su habitual estilo de acentuado grafismo y plegados simplificados y artificiosos.