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domingo, 23 de octubre de 2016

Zeiler. parábola del fariseo y el publicano

El fariseo y el publicano. 1612. Johann Jakob Zeiller
Pintura al fresco
Iglesia Abacial de Ottobeuren

La liturgia de este domingo nos presenta la parábola del publicano y del fariseo. El uno se jacta de su cumplimiento de la ley, mientras que el otro se duele ante Dios de sus pecados. En uno triunfa la soberbia, en el otro la humildad.

Esta escena fue plasmada en uno de los frescos que adornan la Basílica de Ottobeuren. Ambos aparecen ante las tablas de la ley. Un demonio aparece detrás del soberbio, cuya jactancia le hace ingrato a los ojos de Dios. La obra fue pintada por Johann Jakob Zeiller (1708-1783), pintor alemán que se formó en Italia.

miércoles, 22 de junio de 2016

Holbein el joven. Santo Tomás Moro

Santo Tomás Moro. 1527. Hans Holbein el Joven
öleo sobre tabla. Medidas: 74 cm x 60 cm.
Colección Frick. Nueva York.

Celebramos hoy el martirio de santo Tomás Moro (Londres, 1478 - 1535). Fue un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, Lord Canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado. Su obra más famosa es Utopía donde busca relatar la organización de una sociedad ideal, asentada en una nación en forma de isla del mismo nombre. Además, Moro fue un importante detractor de la Reforma protestante y, en especial, de Martín Lutero y de William Tyndale.

En 1535 fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento de la supremacía de la Corona sobre la Iglesia y oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón. Fue declarado culpable y condenado a muerte. Permaneció en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año. Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935, junto con John Fisher.

El retrato pertenece a Hans Holbein el Joven. Nacido en Augsburgo, Holbein trabajó principalmente en Basilea como artista joven. Al principio pintó murales y obras religiosas y diseños para vidrieras y libros impresos. También pintó ocasionalmente retratos, destacando internacionalmente con retratos del humanista Desiderio Erasmo de Róterdam. Cuando la Reforma alcanzó Basilea, Holbein trabajó para clientes reformistas mientras continuaba sirviendo a patrones religiosos tradicionales. Su estilo gótico tardío fue enriquecido por las tendencias artísticas en Italia, Francia y los Países Bajos, así como por el Humanismo renacentista. El resultado fue una combinación estética única en sí misma.

Holbein viajó a Inglaterra en 1526 en busca de trabajo, con una recomendación de Erasmo. Fue bienvenido en el círculo humanista de Tomás Moro, donde rápidamente alcanzó alta reputación. Después de regresar a Basilea durante cuatro años, reemprendió su carrera en Inglaterra en 1532. Esta vez trabajó para las dos fuentes de mecenazgo, Ana Bolena y Thomas Cromwell. En el año 1535, Enrique VIII lo nombró Pintor del Rey. En este cargo, produjo no sólo retratos y decoraciones festivas, sino también diseños de joyería, platería y otros objetos preciosos. Sus retratos de la familia real y los nobles son un recuerdo vívido de una corte brillante en los años trascendentales en los que el rey Enrique estaba afirmando su supremacía sobre la iglesia inglesa.

domingo, 22 de mayo de 2016

Durero. Adoración de la Trinidad

Adoración de la Trinidad, 1511. Alberto durero
Óleo y temple sobre tabla. 135 x 123 cm
Museo de Historia del Arte. Viena

Celebramos hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad. Toda la Iglesia se postra para adorar el misterio de nuestro Dios, revelado por él mismo en la persona del Hijo, de su unidad en la Trinidad. Confesamos un solo Dios, pero el nuestro es un monoteísmo Trinitario, pues la Unidad de la Trinidad encieera en sí el misterio de las tres personas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Por este motivo, hemos escogido una obra de la etapa católica de Durero: el Retablo de Todos los Santos. Se trata de un cuadro encargado por Matthäus Landauer, ejecutado por Durero a la vuelta de su segundo viaje a Venecia. Existe un dibujo preparatorio en el Museo Condé de Chantilly, datada del año 1508, lo que hace pensar que ya había sido contratada por entonces. Tuvo como destino la capilla de Todos los Santos, en Núremberg, que formaba parte del «Hogar de los Doce Hermanos», fundado en 1501, centro de acogida de artesanos arruinados.

Lo mismo que el Martirio de los diez mil (1508), ejecutado en la misma época, esta Adoración de la Trinidad, basa su composición en la multiplicación de personajes, así como en una construcción esférica -copernicana- del espacio.

La obra se articula en dos planos. En el superior, en una figura de óvalo cuya parte de arriba está marcada por la propia forma del retablo, ocupan el centro, de arriba abajo, el Espíritu santo (una paloma), Dios Padre formidable y Jesucristo crucificado. Las figuras son trazadas con monumentalidad. Tanto a su alrededor, como abajo, en formación ligeramente curvada, se encuentran todos los santos en adoración: reyes, cardenales, mártires, héroes y profetas flotan sobre un paisaje de vista panorámica. Esta composición sintetiza de manera sublime el cielo y la tierra», confiriéndole un «carácter visionario anunciador de Altdorfer, Bruegel, Tintoretto y los Maestros del Barroco.

La composición recuerda a La disputa del Sacramento de Rafael que se encuentra en la Stanza della Segnatura del Vaticano, obra que Durero no pudo conocer, dada la fecha en que se comenzó. En realidad, esta interacción entre elementos circulares y geométricos que se ve en ambas obras no es más que una forma «clásica» a la que tendía toda la pintura de la época, partiendo de la pintura renacentista italiana.

lunes, 22 de junio de 2015

Holbein el joven. Santo Tomás Moro

Santo Tomás Moro. 1527. Hans Holbein el Joven
öleo sobre tabla. Medidas: 74 cm x 60 cm.
Colección Frick. Nueva York.

Celebramos hoy el martirio de santo Tomás Moro (Londres, 1478 - 1535). Fue un pensador, teólogo, político, humanista y escritor inglés, Lord Canciller de Enrique VIII, profesor de leyes, juez de negocios civiles y abogado. Su obra más famosa es Utopía donde busca relatar la organización de una sociedad ideal, asentada en una nación en forma de isla del mismo nombre. Además, Moro fue un importante detractor de la Reforma protestante y, en especial, de Martín Lutero y de William Tyndale.

En 1535 fue enjuiciado por orden del rey Enrique VIII, acusado de alta traición por no prestar el juramento de la supremacía de la Corona sobre la Iglesia y oponerse al divorcio con la reina Catalina de Aragón. Fue declarado culpable y condenado a muerte. Permaneció en la Torre de Londres hasta ser decapitado el 6 de julio de ese mismo año. Moro fue beatificado en 1886 y canonizado en 1935, junto con John Fisher.

El retrato pertenece a Hans Holbein el Joven. Nacido en Augsburgo, Holbein trabajó principalmente en Basilea como artista joven. Al principio pintó murales y obras religiosas y diseños para vidrieras y libros impresos. También pintó ocasionalmente retratos, destacando internacionalmente con retratos del humanista Desiderio Erasmo de Róterdam. Cuando la Reforma alcanzó Basilea, Holbein trabajó para clientes reformistas mientras continuaba sirviendo a patrones religiosos tradicionales. Su estilo gótico tardío fue enriquecido por las tendencias artísticas en Italia, Francia y los Países Bajos, así como por el Humanismo renacentista. El resultado fue una combinación estética única en sí misma.

Holbein viajó a Inglaterra en 1526 en busca de trabajo, con una recomendación de Erasmo. Fue bienvenido en el círculo humanista de Tomás Moro, donde rápidamente alcanzó alta reputación. Después de regresar a Basilea durante cuatro años, reemprendió su carrera en Inglaterra en 1532. Esta vez trabajó para las dos fuentes de mecenazgo, Ana Bolena y Thomas Cromwell. En el año 1535, Enrique VIII lo nombró Pintor del Rey. En este cargo, produjo no sólo retratos y decoraciones festivas, sino también diseños de joyería, platería y otros objetos preciosos. Sus retratos de la familia real y los nobles son un recuerdo vívido de una corte brillante en los años trascendentales en los que el rey Enrique estaba afirmando su supremacía sobre la iglesia inglesa.

martes, 16 de junio de 2015

Johann Michael Rottmayr. San Benón

San Benón. 1702. Johann Michael Rottmayr
Óleo sobre lienzo. Medidas: 118cm x 110cm.
Pinacoteca Moderna. Munich

Recordamos hoy en la liturgia al patrón de la ciudad de Munich, el santo obispo benedictino san Benón. Nació en una familia noble de Sajonia hacia comienzos del siglo XI. En 1028 se hizo monje y en 1040 fue ordenado sacerdote; en 1066 fue nombrado obispo de Meissen por el emperador Enrique IV.

Durante la guerra entre los sajones y el emperador, Benón apoyó a sus compatriotas, aunque no tomó parte activa en el conflicto. Aun así, los soldados imperiales invadieron Meissen y la saquearon, encarcelando al obispo. Obtuvo la libertad en 1078, haciendo un juramento de fidelidad a Enrique IV. Apoyó en 1085 al papa san Gregorio VII en la Querella de las Investiduras. Enrique IV, entonces, lo destituyó en la Dieta de Maguncia. Según la leyenda, marchó de Meissen, Benón lanzó las llaves de la catedral al río Elba; cuando, años después, volvió de comprar un pescado en el mercado, encontró las llaves y las recuperó.

A la muerte del papa, Benón fue a Italia y prestó obediencia a Guiberto, proclamado antipapa Clemente III con el apoyo de Enrique IV, recuperando así el obispado. En 1097, reconoció el papa legítimo, Urbano II. Probablemente murió hacia el 1106 o 1107. Trabajó mucho por su diócesis, donde reformó la disciplina eclesiástica según el modelo del papa san Gregorio, y la hizo próspera materialmente.

Su figura fue pintada por Johan Michael Rottmayr, considerado como el primer pintor destacado del Barroco al norte de los Alpes, cuyo estilo abre las puertas al dominante gusto rococó que se impondrá en la zona. En su obra podemos constatar alguna de las características de este autor: su dominio del color, y su gusto por el escorzo, que fuerza una expresividad típica del rococó.

viernes, 27 de marzo de 2015

Lucas Cranach. Llanto bajo la Cruz.

Llanto bajo la Cruz. 1503. Lucas Cranach el Viejo
Óleo sobre tabla. Medidas: 138 cm x 99 cm.
Pinacoteca Antigua. Munich

Oía el cuchicheo de la gente: «Pavor en torno; delatadlo, vamos a delatarlo.» Mis amigos acechaban mi traspié: «A ver si se deja seducir, y lo abatiremos, lo cogeremos y nos vengaremos de él.» Pero el Señor está conmigo, como fuerte soldado; mis enemigos tropezarán y no podrán conmigo. Se avergonzarán de su fracaso con sonrojo eterno que no se olvidará. Señor de los ejércitos, que examinas al justo y sondeas lo íntimo del corazón, que yo vea la venganza que tomas de ellos, porque a ti encomendé mi causa. Cantad al Señor, alabad al Señor, que libró la vida del pobre de manos de los impíos. 

Estas palabras pertenecen al capítulo 20 del Libro del profeta Jeremías. Las leemos en la liturgia de este último viernes de Cuaresma, el de Dolores. Nos sirven de introducción para la oración de este día ante Cristo crucificado, que por nosotros padeció y por nuestra salvación se ofreció hasta la muerte.

La imagen que contemplamos nos muestra una peculiar representación del momento de la muerte del Señor. El pintor establece un triángulo con los tres crucificados, quedando Cristo en primer plano. El paisaje es boscoso y oscuro hacia el ladrón renegado, pero sobre Cristo se describe un amplio paisaje, con un cielo azul de fondo, que tiende a oscurecerse con una tormenta que alude a la muerte del Señor. En el centro de este triángulo, María llora mirando al Hijo, y san Juan la consuela.

lunes, 16 de junio de 2014

Johann Michael Rottmayr. San Benón

San Benón. 1702. Johann Michael Rottmayr
Óleo sobre lienzo. Medidas: 118cm x 110cm.
Pinacoteca Moderna. Munich

Recordamos hoy en la liturgia al patrón de la ciudad de Munich, el santo obispo benedictino san Benón. Nació en una familia noble de Sajonia hacia comienzos del siglo XI. En 1028 se hizo monje y en 1040 fue ordenado sacerdote; en 1066 fue nombrado obispo de Meissen por el emperador Enrique IV.

Durante la guerra entre los sajones y el emperador, Benón apoyó a sus compatriotas, aunque no tomó parte activa en el conflicto. Aun así, los soldados imperiales invadieron Meissen y la saquearon, encarcelando al obispo. Obtuvo la libertad en 1078, haciendo un juramento de fidelidad a Enrique IV. Apoyó en 1085 al papa san Gregorio VII en la Querella de las Investiduras. Enrique IV, entonces, lo destituyó en la Dieta de Maguncia. Según la leyenda, marchó de Meissen, Benón lanzó las llaves de la catedral al río Elba; cuando, años después, volvió de comprar un pescado en el mercado, encontró las llaves y las recuperó.

A la muerte del papa, Benón fue a Italia y prestó obediencia a Guiberto, proclamado antipapa Clemente III con el apoyo de Enrique IV, recuperando así el obispado. En 1097, reconoció el papa legítimo, Urbano II. Probablemente murió hacia el 1106 o 1107. Trabajó mucho por su diócesis, donde reformó la disciplina eclesiástica según el modelo del papa san Gregorio, y la hizo próspera materialmente.

Su figura fue pintada por Johan Michael Rottmayr, considerado como el primer pintor destacado del Barroco al norte de los Alpes, cuyo estilo abre las puertas al dominante gusto rococó que se impondrá en la zona. En su obra podemos constatar alguna de las características de este autor: su dominio del color, y su gusto por el escorzo, que fuerza una expresividad típica del rococó.

martes, 3 de junio de 2014

Maestro de los Altares de Aquisgrán. La Crucifixión.

La Crucifixión. 1495. Maestro de los Altares de Aquisgrán
Óleo sobre tabla. Medidas: 107cm x 120cm.
National Gallery. Londres.

En el Evangelio que leemos en la eucaristía de hoy, le pide Jesús a Dios, su Padre, que lo glorifique. Esta gloria resplandece en la Cruz de nuestro Señor, donde el cordero es sacrificado en la nueva y definitiva Pascua, que establece la nueva alianza entre Dios y los hombres, salvándonos del poder del pecado y de la muerte.

Esta gloria es, también, la que resplandece en los mártires que, a lo largo de la Historia de la Iglesia, han derramado su sangre por dar testimonio de Cristo. Hoy recordamos, de hecho, el martirio de san Carlos Luanga y sus compañeros, en la Uganda del siglo XIX. Convertidos al cristianismo, resistieron las pecaminosas sugestiones del rey, y aceptaron sus suplicios en la confianza de lo que el Señor les tenía reservado.

Por eso, hemos escogido hoy una tabla que representa la Crucifixión de nuestro Señor. Se trata del panel central del Tríptico de la Iglesia de Santa Columba de Colonia. En primer plano aparecen la Virgen y san Juan, en actitud orante ante el Señor crucificado.

sábado, 19 de abril de 2014

Anónimo alemán. Cuatro escenas de la Pasión

Cuatro escenas de la Pasión. 1495-1500. Anónimo alemán activo en Düren
Óleo sobre tabla. Medidas: 165cm x 55cm.
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.

El Sábado Santo es un día extraño. Recordamos aquél día, después de la muerte de Jesús, en el que Israel celebraba la Pascua, su salvación. Pero los discípulos, escondidos y derrotados, lloraban no sólo la horrenda muerte de su Señor sino, también, el rotundo desmentido que, aparentemente, había recibido de Dios el crucificado, como embaucador y falso profeta. Para nosotros, también es un día de espera, pero con la diferencia que nosotros conocemos lo que los discípulos ni siquiera esperaban: la Resurrección.

Para la contemplación de este día hemos escogido una tabla de un anónimo alemán de finales del siglo XV, en la que de forma muy plástica se traza el camino que discurre entre la ignominia de la Cruz y la gloria de la Resurrección. En esta estrecha tabla se representan cuatro escenas: El Descendimiento, El Santo Entierro, La bajada de Cristo al Limbo y La Resurrección. El pintor ha aprovechado las masas rocosas del paisaje para separar los episodios y se ha servido, además, de un estrecho y sinuoso camino con sus recodos para conectar las cuatro narraciones.


El Descendimiento, que corona el conjunto, se desarrolla con el tradicional esquema triangular organizado por el travesaño de la cruz y las dos escaleras que se apoyan en él para poder descender a Cristo. El artista ha optado por colocar en los peldaños a los tres hombres: José de Arimatea, Nicodemo y san Juan, mientras que la Virgen y dos de las santas mujeres permanecen esperando de pie junto al Calvario. El fondo elegido es un paisaje suave, de formas redondeadas, donde el celaje se ha sustituido por el característico fondo de oro.


El Santo Entierro, que cronológicamente, tiene lugar después, se organiza en torno a una pronunciada diagonal que marca el sepulcro sobre el que se agolpan los personajes en uno de sus lados. El sepulcro no es la cueva de la que habla de la Escritura, y que era la forma típica de enterrar en tiempos de Jesús, sino que se trata de un sarcófago contemporáneo al autor.


Siguiendo el orden de los sucesos, Cristo descendió al Limbo para liberar las almas de los justos que se representan en la boca de una cueva con las manos juntas en señal de oración y súplica. Cristo está desnudo, pero revestido del manto de púrpura, propio de los emperadores, y con un báculo dorado en forma de cruz.


La última escena que continúa rigurosamente el orden cronológico es La Resurrección, donde la figura de Jesús marca con su posición el eje de la tabla. Jesucristo, aquí, como es habitual, aparece triunfante tras haber vencido a la muerte, bendiciendo con una mano mientras que con la otra sostiene una ligera cruz. De los tres soldados, dos permanecen durmiendo mientras el tercero, despierto, es testigo del acontecimiento sobrenatural. 

Por el uso del oro, así como por el desarrollo de las escenas, se ha pensado que esta tabla tal vez fue el ala interior derecha de un altar que, por sus dimensiones, no estuvo destinado a un conjunto principal. La obra procede de la iglesia de un convento franciscano en Düren. La pintura, cuya catalogación no es fácil por las características que presenta, ha estado vinculada a pintores de los focos de Westfalia y de Colonia.