Mostrando entradas con la etiqueta san Leandro. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta san Leandro. Mostrar todas las entradas

viernes, 13 de noviembre de 2015

Sevilla. San Leandro

San Leandro y San Isidoro protectores de la catedral de Sevilla, h. 1512-1517.
Madera policromada.44 x 83 x 28 cm.
Retablo mayor. Catedral de Santa María. Sevilla. España.

Celebramos hoy la memoria de san Leandro quien natural de Cartagena, pertenecía a una de las familias más importantes de la ciudad integrada por un padre hispanorromano y una madre visigoda. La llegada de los bizantinos a la costa levantina (554) motivó el traslado de la familia a Sevilla, iniciándose un terrible destierro. Será en Sevilla donde Leandro complete su formación, posiblemente influida por la conversión de la madre al catolicismo. La pérdida de los padres motivó que Leandro quedara como tutor de sus hermanos pequeños -entre ellos san Isidoro- ingresando en un monasterio cuando se vio libre del compromiso. En el año 578 era nombrado obispo de Sevilla, participando activamente en la sublevación de Hermenegildo, hijo de Leovigildo. Se apunta la posibilidad de que san Leandro fuera el responsable de la conversión del joven visigodo al catolicismo.

Hermenegildo envió a Leandro a Constantinopla para recabar apoyos para su causa, pasando el obispo tres años en la capital oriental. Estableció una fructífera relación con san Gregorio Magno y redactó la "Expositio in Librum Job". A su regreso a tierras hispalenses sufrió la persecución del monarca visigodo, siendo desterrado durante algunos años. Durante el destierro dedicó la mayor parte de su tiempo a escribir obras contra los arrianos. Regresó a Sevilla e instruyó religiosamente a Recaredo por instancias del propio Leovigildo, síntoma del cambio que se produce en los últimos años de su reinado. 

La conversión de Recaredo y el pueblo visigodo al catolicismo (586) fue felizmente celebrada por Leandro con la convocatoria del III Concilio de Toledo tres años después. Como fundador de la escuela teológica sevillana, se interesó por la enseñanza oral, los escritos y la formación de los clérigos.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Murillo. San Leandro de Sevilla

San Leandro de Sevilla. 1655. Bartolomé Esteban Murillo
Óleo sobre lienzo.
Catedral de Sevilla

El Martirologio Romano nos recuerda hoy la santidad de san Leandro de Sevilla. El año pasado contemplamos una escultura de Jorge Fernández Alemán; este año, en cambio, hemos escogido un lienzo de Murillo, que también se encuentra en la catedral sevillana. Aparece sentado, revestido de pontifical, con capa, mitra y báculo. En la mano izquierda muestra un pliego, en el que se lee: Credite o Gothi consumbtantialem Patri. Este texto significa: Creed, o godos, en el Hijo, que es consubstancial al Padre. Se refiere a la actuación de san Leandro en el III Concilio de Toledo del año 586, en el que se afirmó la unidad hispana en la confesión de la fe niceno-constantinopolitana, abandonando el rey Recaredo y la clase visigoda gobernante la herejía arriana, que negaba la divinidad de Jesucristo.

San Leandro, al final de dicho Concilio que selló el nacimiento de la idea de hispanidad en torno a la unidad de la fe, expresó su gozo con estas palabras:

La novedad misma de la presente fiesta indica que es la más solemne de todas... Nueva es la conversión de tantas gentes, y si en las demás festividades que la Iglesia celebra nos regocijamos por los bienes ya adquiridos, aquí, por el tesoro inestimable que acabamos de recoger. Nuevos pueblos han nacido de repente para la Iglesia: los que antes nos atribulaban con su rudeza, ahora nos consuelan con su fe. Ocasión de nuestro gozo actual fue la calamidad pasada. Gemíamos cuando nos oprimían y afrentaban; pero aquellos gemidos lograron que los que antes eran peso para nuestros hombros se hayan trocado por su conversión en corona nuestra... Alégrate y regocíjate, Iglesia de Dios; alégrate y levántate formando un solo cuerpo con Cristo; vístete de fortaleza, llénate de júbilo, porque tus tristezas se han convertido en gozo, y en paños de alegría tus hábitos de dolor. He aquí que, olvidada de tu esterilidad y pobreza, en un solo parto engendraste pueblos innumerables para tu Cristo. Tú no predicas sino la unión de las naciones, no aspiras sino a la unidad de los pueblos y no siembras más que los bienes de la paz y de la caridad. Alégrate, pues, en el Señor, porque no has sido defraudada en tus deseos, puesto que aquellos que concebiste, después de tanto tiempo de gemidos y oración continua, ahora, pasado el hielo del invierno y la dureza del frío y la austeridad de la nieve, repentinamente los has dado a luz en gozo, como fruto delicioso de los campos, como flores alegres de primavera y risueños sarmientos de vides

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Sevilla. San Leandro

San Leandro y San Isidoro protectores de la catedral de Sevilla, h. 1512-1517.
Madera policromada.44 x 83 x 28 cm.
Retablo mayor. Catedral de Santa María. Sevilla. España.

Celebramos hoy la memoria de san Leandro quien natural de Cartagena, pertenecía a una de las familias más importantes de la ciudad integrada por un padre hispanorromano y una madre visigoda. La llegada de los bizantinos a la costa levantina (554) motivó el traslado de la familia a Sevilla, iniciándose un terrible destierro. Será en Sevilla donde Leandro complete su formación, posiblemente influida por la conversión de la madre al catolicismo. La pérdida de los padres motivó que Leandro quedara como tutor de sus hermanos pequeños -entre ellos san Isidoro- ingresando en un monasterio cuando se vio libre del compromiso. En el año 578 era nombrado obispo de Sevilla, participando activamente en la sublevación de Hermenegildo, hijo de Leovigildo. Se apunta la posibilidad de que san Leandro fuera el responsable de la conversión del joven visigodo al catolicismo. 
Hermenegildo envió a Leandro a Constantinopla para recabar apoyos para su causa, pasando el obispo tres años en la capital oriental. Estableció una fructífera relación con san Gregorio Magno y redactó la "Expositio in Librum Job". A su regreso a tierras hispalenses sufrió la persecución del monarca visigodo, siendo desterrado durante algunos años. Durante el destierro dedicó la mayor parte de su tiempo a escribir obras contra los arrianos. Regresó a Sevilla e instruyó religiosamente a Recaredo por instancias del propio Leovigildo, síntoma del cambio que se produce en los últimos años de su reinado. 
La conversión de Recaredo y el pueblo visigodo al catolicismo (586) fue felizmente celebrada por Leandro con la convocatoria del III Concilio de Toledo tres años después. Como fundador de la escuela teológica sevillana, se interesó por la enseñanza oral, los escritos y la formación de los clérigos.