La Virgen con el Niño, entre San Antonio de Padua y San Roque.1510. Tiziano
Óleo sobre lienzo. Medidas: 92cm x 133cm.
Museo del Prado. Madrid. España
En multitud de lugares, a la solemnidad de la Asunción sigue la celebración de la memoria de san Roque, de tal forma que en el lenguaje popular suele hablarse en el ámbito hispano de las fiestas de la Virgen y san Roque. La popularidad de san Roque se debe a que llegó a considerarse intercesor principal en los difíciles y frecuentes momentos de pestilencia. De pronto, la enfermedad se cebaba sobre una población, produciendo multitud de víctimas sin que nada pudiera hacer la medicina. El recurso de aquella gente era recurrir a la intercesión del santo peregrinos, que también conoció los efectos de la enfermedad y libró en vida a muchas personas de la enfermedad.
El Martirologio Romano nos da la siguiente noticia del santo: En la Lombardía, san Roque, que, nacido en Montpellier, del Languedoc, en Francia, adquirió fama de santidad peregrinando piadosamente y curando por toda Italia a los afectados de peste (c. 1379).
Por este motivo, hemos escogido una obra de Tiziano en la que se juntan estas dos devociones, a la no menos popular de san Antonio. Delante de ellos, en el suelo, aparecen un libro y la vara de azucenas que siempre acompaña a San Antonio. Sobre el paisaje del fondo destaca el telón que cuelga tras la Virgen, recurso decorativo que Tiziano aprendió de Giorgione. Tiziano conoció a Giorgione en 1507, y hasta la muerte de éste en 1510 asimiló de tal modo su técnica de aplicar directamente los colores sin dibujo preliminar que apenas se distinguen las obras de ambos en esos años.
Esta pintura, ha sido tradicionalmente atribuida a Giorgione, aunque ahora se considera del joven Tiziano por sus similitudes con otras obras contemporáneas del artista. Aunque no se sabe la fecha exacta en que fue pintado, el cuadro debe fecharse antes de 1511, momento en el que parte de la figura de la Virgen fue copiada por Domenico Mancini. Esta obra se encontraba en el Monasterio de El Escorial en 1657, pasando en 1839 a las colecciones del Museo del Prado.
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