Cristo Pantocrátor. 1485. Hans Memling
Óleo sobre tabla
Museo de Bellas Artes de Estrasburgo
Durante la visión, vi que colocaban unos tronos, y un anciano se sentó; su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas. Un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Mientras miraba, en la visión nocturna vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre, que se acercó al anciano y se presentó ante él. Le dieron poder real y dominio; todos los pueblos, naciones y lenguas lo respetarán. Su dominio es eterno y no pasa, su reino no tendrá fin.
Leemos en la Eucaristía de hoy este texto del Libro de Daniel. En un lenguaje apocalíptico, se describe el triunfo de Dios, junto al que aparece la borrosa figura del Hijo del Hombre, que será de importancia vital para el lenguaje y expresiones de Jesús. Sin duda alguna, encontramos un claro antecedente de las descripciones del Apocalipsis, que darán pie a la iconografía del Pantocrátor. Por eso, hemos seleccionado la tabla central del Políptico de de las Vanidades Terrenas y la Redención celestial, de Hans Memmling, en la que aparece Cristo sentado en un trono, revestido con los atributos reales, y rodeado por ángeles músicos.
Meu Deus! Parabéns pelo blog!!!
ResponderEliminarMuito Bom!!
Viva Jesus! Viva Maria!!!
Pedro - Brasil