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jueves, 18 de abril de 2019

Última Cena


Última cena. 1570. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo, 228x535 cm
 Iglesia de San Trovaso, Venecia. Italia

Última cena o Lavatorio. 1549. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo. 210 cm x 533 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy día de Jueves Santo he escogido dos imágenes de un mismo autor, Jacopo Robusti Tintoretto debido a que tal día como hoy la Iglesia celebra en una misma celebración diferentes cosas y en ellos se aprecia muy bien el sentido litúrgico espiritual del día. Por una parte, la institución de la eucaristía,  la del sacerdocio y el amor fraterno, servicio, caridad.

En el cuadro de arriba podemos ver como Cristo, sacerdote eterno distribuye la comunión  la eucaristía  su cuerpo a los discípulos y como éstos hacen extensiva la misma a cuantos a ella se acercan, pobres, enfermos y niños, gozan de sus beneficios y bondades. Solo un personaje queda fuera, ¿Judas, quizás? o es representación de la libre voluntad del hombre de no aceptar el misterio eucarístico distribuido en la iglesia y que es presencia real del salvador entre nosotros.

pero la eucaristía repartida y celebrada por Cristo y después por los discípulos y los sacerdotes de la Iglesia  ha de ser un fiel reflejo del servicio y la entrega, reflejada en el segundo cuadro, en el que vemos a Jesús en el momento cuando se dispone a lavar los pies de San Pedro, como ejemplo de humildad y servicio al prójimo. A la derecha arriba se vislumbra la celebración de la Última Cena en otra estancia, como ejemplo de intimidad.

Dos cuadros que nos dan las claves para entender  los diferentes aspectos de este día santo y ayudados con la meditación de las lecturas de hoy  (Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15) podremos entregarnos, al comienzo de este triduo pascual, a entrar con Cristo en el misterio admirable de la redención.

jueves, 13 de abril de 2017

Última Cena


Última cena. 1570. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo, 228x535 cm
 Iglesia de San Trovaso, Venecia. Italia

Última cena o Lavatorio. 1549. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo. 210 cm x 533 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy día de Jueves Santo he escogido dos imágenes de un mismo autor, Jacopo Robusti Tintoretto debido a que tal día como hoy la Iglesia celebra en una misma celebración diferentes cosas y en ellos se aprecia muy bien el sentido litúrgico espiritual del día. Por una parte, la institución de la eucaristía,  la del sacerdocio y el amor fraterno, servicio, caridad.

En el cuadro de arriba podemos ver como Cristo, sacerdote eterno distribuye la comunión  la eucaristía  su cuerpo a los discípulos y como éstos hacen extensiva la misma a cuantos a ella se acercan, pobres, enfermos y niños, gozan de sus beneficios y bondades. Solo un personaje queda fuera, ¿Judas, quizás? o es representación de la libre voluntad del hombre de no aceptar el misterio eucarístico distribuido en la iglesia y que es presencia real del salvador entre nosotros.

pero la eucaristía repartida y celebrada por Cristo y después por los discípulos y los sacerdotes de la Iglesia  ha de ser un fiel reflejo del servicio y la entrega, reflejada en el segundo cuadro, en el que vemos a Jesús en el momento cuando se dispone a lavar los pies de San Pedro, como ejemplo de humildad y servicio al prójimo. A la derecha arriba se vislumbra la celebración de la Última Cena en otra estancia, como ejemplo de intimidad.

Dos cuadros que nos dan las claves para entender  los diferentes aspectos de este día santo y ayudados con la meditación de las lecturas de hoy  (Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15) podremos entregarnos, al comienzo de este triduo pascual, a entrar con Cristo en el misterio admirable de la redención.

martes, 7 de febrero de 2017

La Creación


La Creación de los animales, 1550 - 1553. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo. 151×258 cm

Esta imagen nos puede ayudar a releer la lectura del Génesis que la liturgia nos propone hoy. El cuadro forma parte de una serie de cinco relatos bíblicos que el artista realizó por encargo para el Albergo de la Scuola della Santissima Trinità en Venecia. Aparece en el centro del lienzo, dominando toda la composición, la figura de Dios suspendido en el aire levantando los dedos índice y corazón en el acto de la Creación. La diversidad de animales aparece como un repertorio en el que cada especie se encuentra en su propio elemento.

viernes, 24 de junio de 2016

Tintoretto. El nacimiento de san Juan Bautista


El nacimiento de san Juan Bautista, 1554. Jacopo Tintoretto
Óleo sobre lienzo, 181x 266 cm. 
Museo del Hermitage, San Petersburgo. Rusia

La Iglesia nos invita a celebrar la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, precursor del Señor, que estando aún en el seno materno, al quedar éste lleno del Espíritu Santo, exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Su nacimiento profetizó la Navidad de Cristo el Señor, y brilló con tal esplendor de gracia, que el mismo Jesucristo dijo que no hubo entre los nacidos de mujer nadie tan grande como Juan el Bautista. 

Se conmemora el nacimiento terrenal del Precusor: el enviado por Dios para preparar el camino al Salvador. Es el último profeta con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador. La vida de Juan Bautista nos enseña a cumplir la misión que adquirimos el día de nuestro Bautismo: ser testigos de Cristo viviendo en la verdad de su palabra y transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de nuestra palabra y ejemplo de vida.

En el Evangelio según San Lucas ( Lc 1, 57-66. 80) leemos cómo el arcángel Gabriel anunció a Zacarías que su esposa Isabel, ya entrada en años y considerada esteril, le daría a luz un hijo, y cuando Zacarías dudó del ángel lo dejóó mudo. Tintoretto muestra Zacarías (a la derecha de la imagen) en el momento de recuperar el habla alabando al Señor. Recuperó el don de la palabra después que escribió el nombre predestinado del niño recién nacido, Juan.

San Gregorio Palamos dice de él: Si la muerte de sus fieles le cuesta mucho al Señor y si el recuerdo del justo será perpetuo, ¿cuánto más no deberemos alabar el recuerdo de Juan, que llegó a las más aireadas cimas de la santidad y de la justicia, que saltó de gozo y fue el Precursor y heraldo del Verbo de Dios hecho carne por nosotros? De él dijo y afirmó Jesús que era el mayor de todos los profetas, santos y justos de este mundo. Si esto dijo de él, nada pueden añadir todas las alabanzas humanas, pues no necesita nuestros panegíricos quien recibió el testimonio y el favor del unigénito Hijo de Dios. Por tanto, mejor sería callarnos en presencia de aquel a quien la Escritura llama Voz de la Palabra del Altísimo. Pero puesto que recibió de Cristo, Señor de todo, tal testimonio y tamaño calificativo, que toda lengua fiel —en la medida de sus posibilidades— le cante un himno, no cierto, para añadir nada a semejante alabanza —¿cómo podríamos hacerlo?—, sino para pagarle una deuda. Por tanto, que cada cual cante con su lengua y proclame al unísono todas las maravillas que en Juan se han realizado.

Tintoretto, transfirió la luz evangélica de Juan el Bautista en el contexto contemporáneo de una rica familia veneciana del siglo XVI  En el cuadro de Tintoretto, vemos una combinación de elementos del género y un estado de ánimo casi místicamente tenso.

sábado, 18 de abril de 2015

Cristo camina sobre el lago Tiberiades


Cristo camina sobre el lago Tiberiades. 1560. Obra de Jacopo Robusti, Tintoretto.
Óleo sobre lienzo, 117 × 168,5 cm

El evangelista san Juan en el evangelio de hoy ( Jn 6, 16-21)  nos narra una situación algo insólita, Cristo camina sobre las aguas. La marcha de jesús sobre las aguas esta enmarcada, dentro del evangelio, dentro del discurso del pan de la vida y denominado como el quinto signo.

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafárnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: Soy yo, no temáis. Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

San Juan escribe en un momento en que las comunidades se enfrentaban a un viento contrario, tanto de parte de algunos judíos convertidos que querían reducir el misterio de Jesús a profecías y figuras del Antiguo Testamento, como de parte de algunos paganos convertidos que pensaban que fuera posible una alianza entre Jesús y el imperio. Juan trata de ayudar a las comunidades a descubrir el misterio que envuelve a la persona de Jesús evocando los textos del Antiguo Testamento que aluden al éxodo y el paso, en confianza y no sin la dificultad, del mar Rojo.

Hemos visto a Jesús ayer en la montaña, en el cuarto signo, multiplicando el pan y los peces, ante una muchedumbre hambrienta y deseosa de eventos milagrosos que sacien su fe. La esperanza de la época, el Mesías repetiría el gesto de Moisés de alimentar al pueblo en el desierto. Por esto, de acuerdo con la ideología oficial, el pueblo pensaba que Jesús era el mesías y, por ello, quiso hacer de él un rey.  

Ahora y según el paralelo del evangelio de Marcos, Jesús obligó a sus discípulos a embarcar inmediatamente y a ir para el otro lado del lago (Mc 6,45). Quería evitar que ellos se contaminaran con la ideología dominante.la situación de los discípulos. Esta llamada del pueblo era una tentación tanto para Jesús como para los discípulos. 

Ya era tarde. Los discípulos bajaron al mar, subieron a la barca y se dirigieron a Cafarnaún, al otro lado del mar. Juan dice que ya había oscurecido y que Jesús todavía no había venido a ellos. Además de esto, soplaba un fuerte viento y la mar había empezado a encresparse.Cristo esta en la agitación confortando y fortaleciendo la fe de quienes han de de seguir, tras él, ante las mas duras adversidades, predicando ante tentaciones y persecuciones que los llevaran a confiar de manera plena en Jesús.

Las comunidades en el imperio romano, como apuntaba al principio: al igual que los discípulos, vivían en medio de la noche, con el viento contrario y el mar agitado y ¡Jesús parecía ausente! Entonces Jesús se acerca y dice: “¡Soy yo! ¡No temáis!” Y nos hace recordar el pasaje de Emaus, o la revelación a Moisés en la zarza ardiente y como no el paso de mar Rojo. Un mar que para este pueblo era símbolo del abismo, del caos, del mal (Ap 13,1). Jesús se enfrenta a este mar de adversidad y revela su divinidad dominando y venciendo a éste, impidiendo que la barca de sus discípulos sea tragada por las olas. Después ante la confianza en el maestro y querrer recogerlo, llegan a puerto seguros. "la barca toco tierra en el lugar al que se dirigían" con Cristo.

Hemos vuelto al Tintoreto debido a la fuerza de su trabajo, ya manierista y que nos hace captar la dramatización del momento. Un mar agitado, un cielo tormentoso, tierra cercana pero no segura, una barca sin rumbo, en movimiento y en contraste  una figura casi fantasmagórica de Cristo que aparece como una firme columna en medio de tal tempestad. El claroscuro hace que nos fijemos enseguida en la figura iluminada fuertemente del primer plano, Cristo, y en la barca del fondo agitada por las aguas. Los discípulos agitados parecen reconocer la Señor pero un caótico y embravecido mar se pone en medio de ellos.

lunes, 24 de junio de 2013


El nacimiento de san Juan Bautista, 1554. Jacopo Tintoretto
Óleo sobre lienzo, 181x 266 cm. 
Museo del Hermitage, San Petersburgo. Rusia

La Iglesia nos invita a celebrar la solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista, precursor del Señor, que estando aún en el seno materno, al quedar éste lleno del Espíritu Santo, exultó de gozo por la próxima llegada de la salvación del género humano. Su nacimiento profetizó la Navidad de Cristo el Señor, y brilló con tal esplendor de gracia, que el mismo Jesucristo dijo que no hubo entre los nacidos de mujer nadie tan grande como Juan el Bautista. 

Se conmemora el nacimiento terrenal del Precusor: el enviado por Dios para preparar el camino al Salvador. Es el último profeta con la misión de anunciar la llegada inmediata del Salvador. La vida de Juan Bautista nos enseña a cumplir la misión que adquirimos el día de nuestro Bautismo: ser testigos de Cristo viviendo en la verdad de su palabra y transmitir esta verdad a quien no la tiene, por medio de nuestra palabra y ejemplo de vida.

En el Evangelio según San Lucas ( Lc 1, 57-66. 80) leemos cómo el arcángel Gabriel anunció a Zacarías que su esposa Isabel, ya entrada en años y considerada esteril, le daría a luz un hijo, y cuando Zacarías dudó del ángel lo dejóó mudo. Tintoretto muestra Zacarías (a la derecha de la imagen) en el momento de recuperar el habla alabando al Señor. Recuperó el don de la palabra después que escribió el nombre predestinado del niño recién nacido, Juan.

San Gregorio Palamos dice de él: Si la muerte de sus fieles le cuesta mucho al Señor y si el recuerdo del justo será perpetuo, ¿cuánto más no deberemos alabar el recuerdo de Juan, que llegó a las más aireadas cimas de la santidad y de la justicia, que saltó de gozo y fue el Precursor y heraldo del Verbo de Dios hecho carne por nosotros? De él dijo y afirmó Jesús que era el mayor de todos los profetas, santos y justos de este mundo. Si esto dijo de él, nada pueden añadir todas las alabanzas humanas, pues no necesita nuestros panegíricos quien recibió el testimonio y el favor del unigénito Hijo de Dios. Por tanto, mejor sería callarnos en presencia de aquel a quien la Escritura llama Voz de la Palabra del Altísimo. Pero puesto que recibió de Cristo, Señor de todo, tal testimonio y tamaño calificativo, que toda lengua fiel —en la medida de sus posibilidades— le cante un himno, no cierto, para añadir nada a semejante alabanza —¿cómo podríamos hacerlo?—, sino para pagarle una deuda. Por tanto, que cada cual cante con su lengua y proclame al unísono todas las maravillas que en Juan se han realizado.

Tintoretto, transfirió la luz evangélica de Juan el Bautista en el contexto contemporáneo de una rica familia veneciana del siglo XVI  En el cuadro de Tintoretto, vemos una combinación de elementos del género y un estado de ánimo casi místicamente tenso.

sábado, 13 de abril de 2013

Cristo camina sobre el lago Tiberiades


Cristo camina sobre el lago Tiberiades. 1560. Obra de Jacopo Robusti, il Tintoretto.
Óleo sobre lienzo, 117 × 168,5 cm
National Gallery of Art, Washington. USA

El evangelista san Juan en el evangelio de hoy ( Jn 6, 16-21)  nos narra una situación algo insólita, Cristo camina sobre las aguas. La marcha de jesús sobre las aguas esta enmarcada, dentro del evangelio, dentro del discurso del pan de la vida y denominado como el quinto signo.

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafárnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: Soy yo, no temáis.
Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

San Juan escribe en un momento en que las comunidades se enfrentaban a un viento contrario, tanto de parte de algunos judíos convertidos que querían reducir el misterio de Jesús a profecías y figuras del Antiguo Testamento, como de parte de algunos paganos convertidos que pensaban que fuera posible una alianza entre Jesús y el imperio. Juan trata de ayudar a las comunidades a descubrir el misterio que envuelve a la persona de Jesús evocando los textos del Antiguo Testamento que aluden al éxodo y el paso, en confianza y no sin la dificultad, del mar Rojo.

Hemos visto a Jesús ayer en la montaña, en el cuarto signo, multiplicando el pan y los peces, ante una muchedumbre hambrienta y deseosa de eventos milagrosos que sacien su fe. La esperanza de la época, el Mesías repetiría el gesto de Moisés de alimentar al pueblo en el desierto. Por esto, de acuerdo con la ideología oficial, el pueblo pensaba que Jesús era el mesías y, por ello, quiso hacer de él un rey.  

Ahora y según el paralelo del evangelio de Marcos, Jesús obligó a sus discípulos a embarcar inmediatamente y a ir para el otro lado del lago (Mc 6,45). Quería evitar que ellos se contaminaran con la ideología dominante.la situación de los discípulos. Esta llamada del pueblo era una tentación tanto para Jesús como para los discípulos. 

Ya era tarde. Los discípulos bajaron al mar, subieron a la barca y se dirigieron a Cafarnaún, al otro lado del mar. Juan dice que ya había oscurecido y que Jesús todavía no había venido a ellos. Además de esto, soplaba un fuerte viento y la mar había empezado a encresparse.Cristo esta en la agitación confortando y fortaleciendo la fe de quienes han de de seguir, tras él, ante las mas duras adversidades, predicando ante tentaciones y persecuciones que los llevaran a confiar de manera plena en Jesús.

Las comunidades en el imperio romano, como apuntaba al principio: al igual que los discípulos, vivían en medio de la noche, con el viento contrario y el mar agitado y ¡Jesús parecía ausente! Entonces Jesús se acerca y dice: “¡Soy yo! ¡No temáis!” Y nos hace recordar el pasaje de Emaus, o la revelación a Moisés en la zarza ardiente y como no el paso de mar Rojo. Un mar que para este pueblo era símbolo del abismo, del caos, del mal (Ap 13,1). Jesús se enfrenta a este mar de adversidad y revela su divinidad dominando y venciendo a éste, impidiendo que la barca de sus discípulos sea tragada por las olas. Después ante la confianza en el maestro y querrer recogerlo, llegan a puerto seguros. "la barca toco tierra en el lugar al que se dirigían" con Cristo.

Hemos vuelto al Tintoreto debido a la fuerza de su trabajo, ya manierista y que nos hace captar la dramatización del momento. Un mar agitado, un cielo tormentoso, tierra cercana pero no segura, una barca sin rumbo, en movimiento y en contraste  una figura casi fantasmagórica de Cristo que aparece como una firme columna en medio de tal tempestad. El claroscuro hace que nos fijemos enseguida en la figura iluminada fuertemente del primer plano, Cristo, y en la barca del fondo agitada por las aguas. Los discípulos agitados parecen reconocer la Señor pero un caótico y embravecido mar se pone en medio de ellos.

viernes, 12 de abril de 2013

La multiplicación de los panes y los peces



La multiplicación de los panes y los peces. ca.1578 - 1581, Obra de Jacopo Robusti, il Tintoretto.
Óleo sobre lienzo, 523x460 cm

El pasaje del evangelio de hoy, Juan 6, 1-15, narra la multiplicación de los panes y de los peces. Un contexto pascual, en que, el milagro, la permanencia y la eucaristía, están muy presentes. Valga pues este maravilloso cuando de un renacimiento que se estaba marchando y abría las puertas a un barroco cargado de ánimos contrarreformistas después de Trento.

El tema de la pintura de la multiplicación de los panes y los peces colocados en la pared del Gran Salón de la Escuela di San Roque, enteramente decorado por Tintoretto, está estrechamente relacionada con el óvalo del techo que expresa en él el concepto de la Eucaristía. Debido al drama y la tensión de los otros episodios de la habitación, la escena espacial es muy amplia y se disuelve en un sentido colectivo como si se esperase en éste cuadro el milagro. En la multiplicación de los panes y los peces, la escena se agita, pero sugiere un sentido de expectativa coral y confíada, en sintonía con la profunda devoción del pueblo animado por la Contrarreforma. 

La naturaleza y la calma serenan atmósfera, respondiendo a la sensación de cansancio y serenidad delos personajes de la escena, es decir, la felicidad ambiental física de la humanidad, que a pesar de estar exhausta, espera y cree en los milagros. 

Los efectos de iluminación de los otros episodios de la sala acentuados de una acción mayor, relaja la vista  en un claroscuro pasaje mucho más suave, incluso el autor mantiene el contraste dramático en la transición entre la penumbra potente de la parte inferior del cuadro y de la narrativa del episodio, en la superior, donde vemos a Cristo con los discípulos. Ademas esta el veteado del cielo luminiscente de la primera mañana que se desarrolla en la parte superior de la pintura dando a esta un mayor sentido de profundidad. Abajo una luz fija y tenue casi acaricia a las personas esparcidas por la colina y contrasta con el fuerte contraluz que muestra la tríada que define la esencia del episodio en la cima de la colina.

jueves, 28 de marzo de 2013

Última cena



Última cena. 1570. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo, 228x535 cm
 Iglesia de San Trovaso, Venecia. Italia


Última cena o Lavatorio. 1549. Obra de Tintoretto
Óleo sobre lienzo. 210 cm x 533 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy día de Jueves Santo he escogido dos imágenes de un mismo autor, Jacopo Robusti Tintoretto debido a que tal día como hoy la Iglesia celebra en una misma celebración diferentes cosas y en ellos se aprecia muy bien el sentido litúrgico espiritual del día. Por una parte, la institución de la eucaristía,  la del sacerdocio y el amor fraterno, servicio, caridad.
En el cuadro de arriba podemos ver como Cristo, sacerdote eterno distribuye la comunión  la eucaristía  su cuerpo a los discípulos y como éstos hacen extensiva la misma a cuantos a ella se acercan, pobres, enfermos y niños, gozan de sus beneficios y bondades. Solo un personaje queda fuera, ¿Judas, quizás? o es representación de la libre voluntad del hombre de no aceptar el misterio eucarístico distribuido en la iglesia y que es presencia real del salvador entre nosotros.
pero la eucaristía repartida y celebrada por Cristo y después por los discípulos y los sacerdotes de la Iglesia  ha de ser un fiel reflejo del servicio y la entrega, reflejada en el segundo cuadro, en el que vemos a Jesús en el momento cuando se dispone a lavar los pies de San Pedro, como ejemplo de humildad y servicio al prójimo. A la derecha arriba se vislumbra la celebración de la Última Cena en otra estancia, como ejemplo de intimidad. 
Dos cuadros que nos dan las claves para entender  los diferentes aspectos de este día santo y ayudados con la meditación de las lecturas de hoy  (Libro del Éxodo 12, 1-8. 11-14; Primera carta del apóstol San Pablo a los corintios 11, 23-26; Evangelio según San Juan 13, 1-15) podremos entregarnos, al comienzo de este triduo pascual, a entrar con Cristo en el misterio admirable de la redención