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domingo, 26 de mayo de 2019

Capitel de Cristo bendiciendo

Cristo Pantocrátor. XIII. Anónimo
Piedra tallada
Museo Arqueológico Nacional. Madrid

El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

La liturgia de este Domingo nos propone estas palabras del Señor Jesús. Palabras que nos dan la vida, y que se contienen en el Libro que el Señor porta en este magnífico capitel románico del Museo Arqueológico Nacional.

domingo, 17 de septiembre de 2017

Cristo Pantocrator - Berze la Ville

Cristo Pantocrator - XII - Anónimo
Pintura al fresco
Berze la Ville - Francia

No lejos de Cluny se encuentra un pequeño pueblo que alberga un gran tesoro. Se trata de Berze la Ville. Aquí estableció Cluny un priorato, en el que gustaba el gran abad san Hugo de Semur de retirarse a orar. Hoy se conserva la pequeña iglesia románica, ornamentada con unos frescos admirables, en los que destaca la majestuosa imagen de Cristo en majestad.


El Señor aparece sentado en un trono, portando en la mano izquierda un pliego que alude al evangelio de la vida;  la mano derecha, al mismo tiempo, esta desplegada en actitud de bendecir. Su figura se encuentra rodeada de una mandorla mística, signo de su trascendencia o divinidad.

lunes, 10 de abril de 2017



La unción de Betània, s. XII. Maestro de Agüero
Piedra 

Ayer veíamos a Cristo entrando en Jerusalén aclamado como rey y hoy, lunes santo, san Juan nos relata la unción de Betània, donde María, la hermana de Lázaro unge los pies de Jesús prefigurando así la unción tras su muerte. 

En este maravilloso capitel conservado en el monasterio jaques de san Juan de la Peña se representa por un lado la escena de la resurrección de Lázaro y por otro el tema tratado hoy. Jesús se encuentra a la mesa con Lázaro y Judas mientras María le ofrece el tarro de perfume. Judas reacciona de manera pragmática, el  evangelista no respalda su actitud y Cristo, reprendiendo su dudoso interés le aclara la importancia de su persona y la atención debida siempre a los pobres. San Agustín, en el Comentario del Evangelio según san Juan, dice:

Jesús, pues, seis días antes de la Pascua vino a Betania, donde había muerto Lázaro, a quien levantó Jesús. Pues bien, le hicieron allí una cena y Marta servía; Lázaro, en cambio, era uno de los que se habían puesto a la mesa. Para que los hombres no supusiesen que él había sido hecho un fantasma porque, muerto, resucitó, era uno de los recostados; vivía, hablaba, tomaba parte en el festín; la verdad se mostraba, la incredulidad de los judíos era confundida. Se había puesto, pues, a la mesa el Señor con Lázaro y con los demás; servía Marta, una de las hermanas de Lázaro.

En cambio, María, la otra hermana de Lázaro, tomó una libra de perfume de nardo pístico, caro; ungió los pies de Jesús y con sus cabellos enjugó los pies de él, y la casa se llenó con el olor del perfume. Hemos escuchado el hecho; investiguemos el misterio. Tú, cualquiera que quieres ser una persona fiel, con María unge con perfume caro los pies del Señor. Ese perfume fue la justicia; por eso hubo una libra; además era perfume de nardo pístico, caro. Respecto a lo que asevera, pístico, debemos pensar en algún lugar de donde era este perfume caro; sin embargo, este adjetivo no es ocioso y está óptimamente en armonía con un sacramento. Pístis se llama en griego a la fe. Intentabas poner por obra la justicia: El justo vive de fe. Unge tú los pies de Jesús: viviendo bien, ve en pos de las huellas del Señor. Enjúgalos con los cabellos: si tienes cosas superfluas, da a los pobres y has enjugado los pies del Señor, pues los cabellos parecen cosas superfluas del cuerpo. Tienes qué hacer con tus cosas superfluas; para ti son superfluas, pero para los pies del Señor son necesarias. Los pies del Señor pasan quizá necesidad en la tierra. En efecto, ¿de quiénes, sino de sus miembros, va a decir al final: «Cuando lo hicisteis a uno de mis mínimos, a mí lo hicisteis? Habéis gastado vuestras cosas superfluas, pero os habéis dedicado a mis pies».

Pues bien, la casa se llenó del olor, el mundo se ha llenado de la buena fama, porque olor bueno es la buena fama. Quienes viven mal y se llaman cristianos, hacen una injuria a Cristo; de quienes son así está dicho que por su culpa se denuesta el nombre de Dios. Si por culpa de tales individuos se denuesta el nombre de Dios, mediante los buenos se loa el nombre del Señor. Escucha al Apóstol: Somos en todo lugar, afirma, olor bueno del Mesías. También en Cantar de Cantares se dice: Perfume derramado es tu nombre. Haz volver de nuevo la atención hacia el Apóstol: Olor bueno del Mesías somos, afirma, en todo lugar, tanto entre estos que son hechos salvos como entre estos que perecen; para unos, olor de vida en orden a la vida; para otros, olor de muerte en orden a la muerte; y para estas cosas ¿quién es idóneo? La presente lectura del Santo Evangelio nos ofrece la ocasión de hablar sobre ese olor de forma que, pues el Apóstol mismo dice: «Y para estas cosas ¿quién es idóneo?», yo me exprese suficientemente y vosotros escuchéis diligentemente. ¿Acaso, pues, yo soy idóneo para intentar hablar de ello, o vosotros sois idóneos para oír estas cosas? Yo, ciertamente, no soy idóneo; pero es idóneo aquel que ojalá se digne decir mediante mí lo que a vosotros os aprovecha oír. He ahí que el Apóstol es, como él mismo dice, olor bueno; pero ese mismo olor bueno es para unos olor de vida en orden a la vida; para otros, en cambio, olor de muerte en orden a la muerte; olor bueno empero. Efectivamente, ¿acaso asevera: «Para unos somos olor bueno en orden a la vida; para otros olor malo en orden a la muerte»? Ha dicho que él es olor bueno, no malo; y ha dicho que idéntico olor bueno existe para unos en orden a la vida, para otros en orden a la muerte. Felices quienes viven gracias al olor bueno; en cambio, ¿qué más infeliz que los que mueren por el olor bueno?

jueves, 17 de noviembre de 2016

Carrión. Cristo Pantocrátor

Pantocrátor. XII. Anónimo
Piedra tallada
Iglesia de Santiago. Carrión de los Condes

Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos.» Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo hablan degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos –son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra–. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha.

La liturgia nos invita en la primera lectura de la Eucaristía, tomada del Libro del Apocalipsis, no sólo a contemplar el misterio de Cristo en majestad, sino también a participar en la alabanza cósmica de la entera creación. Es lo que la iconografía medieval del Cristo Pantocrátor pretende, y que hoy podemos contemplar en uno de sus más grandiosos ejemplares: el Cristo Pantocrátor de Carrión. La palabra griega Pantocrátor significa Todopoderoso.

La diócesis palentina, a la que pertenece Carrión, fue una zona intensamente romanizada. De hecho, la imagen que contemplamos tiene mucho en común con las esculturas imperiales de la época romana, especialmente en el rico tratamiento de los ropajes reales y el trenzado del pelo. Cristo aparece sentada dentro de una mandorla mística, que alude a la visión luminosa que describe el autor del Apocalipsis.

jueves, 7 de julio de 2016

Cristo y apostolado

Cristo y apostolado. XIII. Anónimo
Piedra tallada y policromada
Iglesia de San Juan. Alba de Tormes

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni túnica de repuesto, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.»

Jesús envía a sus discípulos a predicar la llegada del reino de los cielos. Les pide que confíen plenamente en el poder del Señor, y no en sus propias fuerzas. Su señorío viene de lo alto. Por eso, contemplamos hoy un majestuoso conjunto escultórico románico, conservado en la Iglesia de San Juan de Alba de Tormes.

domingo, 22 de noviembre de 2015

Cristo Crucificado

Cristo Crucificado. Siglo XII. Anónimo
Madera tallada y policromada. Astudillo
Museo de los Claustros. Nueva York

En aquel tiempo, dijo Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí.» Pilato le dijo: «Conque, ¿tú eres rey?» Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.»


Leemos este año en la solemnidad de Jesucristo, rey del Universo, el interrogatorio al que sometió Pilatos a Jesús, en el curso del cual se se manifiesta como rey eterno. Por eso, hemos escogido esta representación medieval del Crucificado, en el que aparece con los atributos reales sobre la Cruz, dando a entender que el verdadero trono del Señor no es el de los hombres, sino el de su entrega en la Pasión.

lunes, 26 de octubre de 2015

Pantocrátor de Moarves

Pantocrátor. Obra anónima del siglo XII
Fachada Iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda (Palencia)

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.» Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. 

El Evangelio de la liturgia de hoy nos presenta la polémica de Jesús con los fariseos, por haber realizado esta curación un sábado. Jesús no sólo ostenta poder para sanar las enfermedades, sino que se manifiesta con la misma fuente de ese poder, de quien procede la ley del sábado, es decir, se da a conocer como el mismo Dios de Israel.

Hemos escogido una representación de Jesús como Señor todpoderoso. La escultura de la fachada de la Iglesia de San Juan Bautista de Moarves de Ojeda es de una calidad extraordinaria. Cristo aparece con vestidos similares a los que portaban los emperadores romanos,modelo nada extraño teniendo en cuenta el fuerte asentamiento romano en la zona. La finalidad de esta escultura era, por así decirlo, bendecir a los fieles que se acercan al templo a alabar al Señor y a celebrar su triunfo en la Resurrección. Todavía hoy estremece la fuerza del misterio divino que encierra esta representación del Señor. Kyrie eleison.

domingo, 22 de febrero de 2015

Pórtico de las Platerías. Las tentaciones de Cristo

Las tentaciones de Cristo. XII. Anónimo
Piedra tallada
Fachada de las Platerías. Catedral de Compostela.

En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto. Se quedó en el desierto cuarenta días, dejándose tentar por Satanás; vivía entre alimañas, y los ángeles le servían.

El primer domingo de Cuaresma nos lleva al desierto, para compartir con Jesús el tiempo que pasó allí antes de su ministerio público. Como Israel conoció a Dios durante su éxodo por el desierto antes de entrar en el descanso de la Tierra Prometida, como Elías fue al desierto para encontrarse con Dios, así la Iglesia se retira durante la Cuaresma con Jesús, para purificarse, recibir fuerza para vencer la tentación y prepararse a encontrarse con Dios, tras la Cruz, en la Resurrección.

Contemplamos la escena de las tentaciones tallada en el tímpano izquierdo de la Catedral Compostelana. Cristo es llevado al pináculo del templo, donde unos ángeles monstruosos le tientan, al tiempo que otro ángel, que lleva un incensario, le sirve.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Carrión. Cristo Pantocrátor

Pantocrátor. XII. Anónimo
Piedra tallada
Iglesia de Santiago. Carrión de los Condes

Pero uno de los ancianos me dijo: «No llores más. Sábete que ha vencido el león de la tribu de Judá, el vástago de David, y que puede abrir el rollo y sus siete sellos.» Entonces vi delante del trono, rodeado por los seres vivientes y los ancianos, a un Cordero en pie; se notaba que lo hablan degollado, y tenía siete cuernos y siete ojos –son los siete espíritus que Dios ha enviado a toda la tierra–. El Cordero se acercó, y el que estaba sentado en el trono le dio el libro con la mano derecha.

La liturgia nos invita en la primera lectura de la Eucaristía, tomada del Libro del Apocalipsis, no sólo a contemplar el misterio de Cristo en majestad, sino también a participar en la alabanza cósmica de la entera creación. Es lo que la iconografía medieval del Cristo Pantocrátor pretende, y que hoy podemos contemplar en uno de sus más grandiosos ejemplares: el Cristo Pantocrátor de Carrión. La palabra griega Pantocrátor significa Todopoderoso.

La diócesis palentina, a la que pertenece Carrión, fue una zona intensamente romanizada. De hecho, la imagen que contemplamos tiene mucho en común con las esculturas imperiales de la época romana, especialmente en el rico tratamiento de los ropajes reales y el trenzado del pelo. Cristo aparece sentada dentro de una mandorla mística, que alude a la visión luminosa que describe el autor del Apocalipsis.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Silos. Descendimiento de la Cruz

Descendimiento de la Cruz. Siglo XI. Primer Maestro de Silos
Piedra tallada
Monasterio de Santo Domingo de Silos

La Santa Cruz es instrumento no ya de ignominia y tortura, sino para la visión creyente constituye el lugar donde se manifiesta la gloria de Dios salvando a los hombres. La teología de san Juan remarca este concepto, y así lo captó el la escultura del Primer Maestro de Silos en el excepcional relieve que hoy contemplamos.

Cristo aparece muerto, pero su rostro muestra una plácida sonrisa, que infunde confianza o tranquilidad, Está siendo desenclavado de la Cruz por Nicodemo y José de Aritmatea, uno de los cuales le sujeta por la cintura, mientras que el otro suelta el clavo izquierdo. San Juan, con un libro en la mano, lo contempla desde la izquierda, mientras que María recoge reverente la inerte mano de Jesús, que cuelga una vez desenclavada.

Por encima dos ángeles que portan la luna y sol hacen referencia a la oscuridad que se produjo en el momento de la muerte, y tres ángeles incensan desde arriba, aludiendo a la divinidad del que está muerto. La Cruz está levantada sobre un terreno rocoso, que se muestra a través de bultos tallados. En medio, aunque en parte perdida, se encuentra el sepulcro de Adán, sobre el cual se ha levantado la Cruz, y el propio Adán resucitando, tal como dice el evangelista Mateo que sucedió al morir Jesús, cuando las tumbas de muchos santos se abrieron y resucitaron.

martes, 22 de abril de 2014

Pantocrátor

Pantocrátor. 1200-1210. Maestro de Lluça
Temple sobre tabla. Medidas: 102cm x 108cm.
Museo del Prado. Madrid. España

La liturgia de este día nos remite al Evangelio de san Juan, donde nos narra la aparición de Cristo resucitado a la Magdalena. La escena la gloria del Señor que aparece resucitado, con el cariño de la mujer que siguió a Cristo hasta la Cruz. Por eso, hemos escogido un frontal de altar románico, para ilustrar la escena. Un frontal de altar era una tabla pintada, que podía ponerse en determinadas solemnidades delante de un altar, como adorno, o como ilustración del misterio que ese día se celebra.

Este frontal está presidido por el Cristo glorioso, que aparece sentado y bendiciendo en majestad, es decir, como un rey sentado sobre su trono. Su posición es estrictamente frontal, sentado sobre un cojín cilíndrico decorado con un dibujo lineal y rematado con un motivo floral, colocado sobre un arco, y apoya sus pies descalzos sobre un escabel; lleva una túnica verde y un manto rojo dispuesto a la manera romana y bendice con la mano derecha levantada. Sobre la rodilla y sujeto con la mano izquierda muestra el Libro de los siete sellos cerrado en el que se lee la palabra "PAX".

El Pantocrátor está rodeado por la mandorla o almendra mística, que determina cuatro enjutas en las que se representa el Tetramorfos. De izquierda a derecha y de arriba abajo se disponen el ángel (san Mateo), el águila (san Juan Evangelista), el león (san Marcos) y el toro (san Lucas). El artista los muestra con nimbo dorado, que destaca sobre el color rojo del fondo y contrasta con el azul estrellado que sirve como fondo al Pantocrátor, que está situado entre el sol -una estrella roja- y la luna.

En los dos laterales que se sitúan a ambos lados de la Maiestas Domini -cuatro en total- el artista alterna los colores de los fondos: azul estrellado en los extremos superior izquierdo e inferior derecho, y amarillo en los dos restantes. En el registro superior se muestra a la derecha a las tres Marías en el sepulcro, nimbadas y con sus tarros de perfume, y a la izquierda al ángel sentado sobre la tumba abierta y vacía, temas ambos que evocan a la resurrección de Cristo.

Abajo, están representados el Noli me tangere y la resurrección de Lázaro. El noli me tangere se refiere a la aparición a la Magdalena; cuando ésta le quiere abrazar, Jesús dice: No me toques, que aún no he subido a mi Padre. Estas palabras en latín "noli me tangere", es decir, no me toques, han dado nombre a este tema iconográfico, tan frecuente en el arte cristiano.

Todo el programa iconográfico alude a la divinidad de Cristo y otorga un papel destacado a la Magdalena, titular de la capilla. Digno de destacar es el sabio manejo del color, con la alternancia de la tonalidad de los fondos en relación a la de las vestiduras y los nimbos de las figuras. Buena prueba de ello es el nimbo crucífero de Cristo, rojo sobre el fondo amarillo del Noli me tangere, y amarillo sobre el azul de la resurrección de Lázaro, o los tres colores diferentes -rojo, amarillo y azul- en los nimbos de las tres Marías a fin de que destaquen sobre el amarillo del fondo