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lunes, 4 de febrero de 2019

Rabano Mauro y Gregorio IV

Rabano Mauro y Gregorio IV, 831-840. Anónimo
Iluminación sobre pergamino
Biblioteca Nacional de Austria

Recordamos hoy a un santo que fue considerado como el Maestro de Europa: el monje Rabano Mauro. La iluminación que contemplamos pertenece al manuscrito de su obra De Laude Crucis, perteneciente a la Biblioteca del Monasterio de Fulda, que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria.

¿Quién fue Rabano Mauro? Muy joven recibe su educación en la abadía de Fulda con el maestro Haymo de Halberstadt. Pasa luego a la escuela de Tours donde enseña Alcuino, y torna más tarde a Fulda, donde enseña y es director de la escuela abacial hasta que en 822 es nombrado abad del mismo convento. Obligado a dimitir de este cargo por motivos externos y políticos, se retira y escribe, hasta que en 847 es promovido al arzobispado de Maguncia, que rige hasta su muerte.

Sus comentarios exegéticos abarcan casi todos los libros de la Sagrada Escritura. En ellos procede con el método habitual del tiempo, aportando citas patrísticas y dando lugar preferente al sentido alegórico y moral.

Más personales son sus opúsculos: De Clericorum Institutione (c. 819), una especie de manual o suma destinada a los futuros apóstoles, donde se mezcla el catecismo con las artes liberales. En su famoso De Universo libri XXII, compuesto entre 842 y 847, en su retiro, una de las primeras enciclopedias medievales, quiere imitar las Etimologiae de San Isidoro y acomodarlas al alma alemana.

Muy curioso y devoto, escribió en verso y prosa con interesantes caligramas y juegos de palabras en forma de estrellas, cruces y otros símbolos el De Laudibus sanctae Crucis (entre 810 y 822) en que habla del símbolo cristiano y de los nombres de Cristo con mucho artificio y complicación.

Escribió otras varias obras: un Martirologio, versos, homilías, cartas. En algunas de éstas sostiene importantes polémicas sobre temas teológicos: contra las teorías eucarísticas de Radberto, contra la doctrina de Gotescalco sobre la predestinación, etc. El Homiliario, aunque no obtuvo mucha difusión, cuenta también con un particular interés.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Anónimo. El árbol de Jesé

El árbol de Jesé.1140. Anónimno inglés
 Iluminación sobre pergamino
Palacio Lambeth. Londres

Hoy es el primer día de las llamadas ferias mayores. Son los últimos días del Adviento, que recorremos junto con María hacia el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Leemos en la Eucaristía el comienzo del Evangelio según san Mateo, que se inicia con la genealogía del Señor. Esto nos lleva a considerar nuevamente la profecía de Isaías a cerca del árbol de Jesé: el tronco de Jesé brotará un renuevo, sobre el que se posará el Espíritu Santo.

La tradición iconográfica del árbol de Jesé viene a poner de manifiesto el entronque de Jesús con la familia del rey David, de la que habría de surgir el Mesías, y del cumplimiento en su persona de las antiguas profecías de Israel.

Contemplamos una iluminación, en la que ese árbol viene figurado en la Virgen María; las ramas de dicho árbol son los distintos misterios de su vida; y, por encima de ella, florece en una pequeña medalla Jesús. Todo ello surge de las entrañas de Jesé, el padre del rey David.

lunes, 9 de mayo de 2016

Libro de las Ricas Horas del Duque de Berry. Pentecostés.

Pentecostés, 1410. Hermanos Limburg
Iluminación sobre pergamino, Medidas: 29 x 21 cm
Museo Condé. Chantilly

Nos preparamos para la solemnidad de Pentecostés con un magnífico ejemplo del arte de la iluminación generado en el gótico internacional. El grupo de los apóstoles sobre el que viene el Espíritu Santo está ricamente decorado con vivos colores, en medio de una arquitectura de ricas trazas. 

Las muy ricas horas del Duque de Berry es un libro profusamente iluminado, que contiene plegarias para ser recitadas por los fieles laicos en cada una de las horas canónicas del día. Es probablemente el manuscrito iluminado más importante del siglo XV. Fue encargado por Jean, duque de Berry hacia 1410 y realizado por el taller de los hermanos Limbourg.

jueves, 17 de diciembre de 2015

Anónimo. El árbol de Jesé

El árbol de Jesé.1140. Anónimno inglés
 Iluminación sobre pergamino
Palacio Lambeth. Londres

Hoy es el primer día de las llamadas ferias mayores. Son los últimos días del Adviento, que recorremos junto con María hacia el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Leemos en la Eucaristía el comienzo del Evangelio según san Mateo, que se inicia con la genealogía del Señor. Esto nos lleva a considerar nuevamente la profecía de Isaías a cerca del árbol de Jesé: el tronco de Jesé brotará un renuevo, sobre el que se posará el Espíritu Santo.

La tradición iconográfica del árbol de Jesé viene a poner de manifiesto el entronque de Jesús con la familia del rey David, de la que habría de surgir el Mesías, y del cumplimiento en su persona de las antiguas profecías de Israel.

Contemplamos una iluminación, en la que ese árbol viene figurado en la Virgen María; las ramas de dicho árbol son los distintos misterios de su vida; y, por encima de ella, florece en una pequeña medalla Jesús. Todo ello surge de las entrañas de Jesé, el padre del rey David.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Reconstrucción del templo por Zorobabel.

Reconstrucción del Templo. XV. Anónimo
Iluminación sobre pergamino. Guillermo de Tito. Histoire d'Outremer.
Biblioteca Nacional de Francia

Di a Zorobabel, hijo de Salatiel, gobernador de Judea, y a Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote, y al resto del pueblo: "¿Quién entre vosotros vive todavía, de los que vieron este templo en su esplendor primitivo? ¿Y qué veis vosotros ahora? ¿No es como si no existiese ante vuestros ojos? ¡Ánimo!, Zorobabel –oráculo del Señor–, ¡Ánimo!, Josué, hijo de Josadak, sumo sacerdote; ¡Ánimo!, pueblo entero –oráculo del Señor–, a la obra, que yo estoy con vosotros –oráculo del Señor de los ejércitos–. La palabra pactada con vosotros cuando salíais de Egipto, y mi espíritu habitan con vosotros: no temáis. Así dice el Señor de los ejércitos: Todavía un poco más, y agitaré cielo y tierra, mar y continentes. Pondré en movimiento los pueblos; vendrán las riquezas de todo el mundo, y llenaré de gloria este templo –dice el Señor de los ejércitos–. Mía es la plata y mío es el oro –dice el Señor de los ejércitos–. La gloria de este segundo templo será mayor que la del primero –dice el Señor de los ejércitos–; y en este sitio daré la paz –oráculo del Señor de los ejércitos.–

Leemos en la Eucaristía de hoy la profecía de Ageo, en la que anima a Zorobabel en la reconstrucción del Templo de Jerusalén, a la vuelta del destierro. El templo era el símbolo del lugar del encuentro entre Dios y los hombres. Sin llegar a alcanzar la gloria del templo de Salomón, el segundo templo significó la pervivencia religiosa de Israel. Contemplamos la iluminación que de este texto se recoge en un manuscrito francés del siglo XV.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Santos Cornelio y Cipriano

Santos Cornelio y Cipriano. 1440. Libro de Horas de Catalina de Cleves
Óleo sobre permanino. Páginas 246-247
Biblioteca Morgan. Nueva York

Celebramos hoy la memoria de los santos Cornelio y Cipriano, cuyas imágenes contemplamos en una iluminación perteneciente al Libro de Horas de Catalina de Cleves.

Debido a la violencia de la persecución de Decio, la sede pontifical de Roma estuvo vacante por más de doce meses después del martirio del Papa San Fabián, hasta que el sacerdote Cornelio fue elegido Papa. Sin embargo, los primeros problemas del nuevo Papa surgieron no tanto del poder secular como de las disensiones internas, a pesar de que éstas se derivaban de la misma persecución.

La persecución contra los cristianos se intensificó de nuevo, y el Papa fue desterrado a Centumcellae. San Cipriano, Obispo de Cartago y que tenía una profunda amistad con el Papa, le escribió una carta congratulatoria por haber podido gozar de la felicidad de sufrir por Cristo y por la gloria de su Iglesia, ya que ni uno sólo de sus cristianos había renegado de su fe. El santo Papa sufrió muchas penurias, fatigas y sufrimientos en su destierro para luego ser decapitado. La amistad de San Cipriano fue el gran apoyo del Papa San Cornelio como Supremo Pontífice y como defensor de la Iglesia contra el rigorismo de Novaciano, y la estrecha asociación entre ambos se ha reconocido, desde entonces, como muy valiosa.

San Cipriano por su parte, desempeñó un papel importante en la historia de la Iglesia y en el desarrollo del pensamiento cristiano en África. Convertido al cristianismo en edad adulta, el santo dedicó todos sus esfuerzos a mantener viva la fe de la Iglesia tras ser decretado la violenta persecución en aquella ciudad.

Fue desterrado a Curubis por varios años, hasta que el pre-cónsul Máximo ordenó su regreso para compadecer ante él y obligarlo a desistir de su fe. El Obispo se mantuvo firme por lo que fue decapitado.

viernes, 26 de junio de 2015

Herrada de Landsberg. El seno de Abraham

El seno de Abraham. 1180. Herrada de Landsberg
Copia. Original: óleo sobre pergamino
Biblioteca Municipal de Estrasburgo

Dios replicó: «No; es Sara quien te va a dar un hijo, a quien llamarás Isaac; con él estableceré mi pacto y con sus descendientes, un pacto perpetuo. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré multiplicarse sin medida, engendrará doce príncipes y haré de él un pueblo numeroso. Pero mi pacto lo establezco con Isaac, el hijo que te dará Sara el año que viene por estas fechas.»  Cuando Dios terminó de hablar con Abrahán, se retiró.

Leemos hoy en la Eucaristía uno de los textos más importantes del Antiguo Testamento, en el que Dios le promete a Abrahán una descendencia, no basada en la pura carne, sino en la fe puesta en una promesa de muy difícil cumplimiento. Abraham pasa a ser el padre en la fe de todos los creyentes, que son acogidos en su seno.

Precisamente, hemos escogido una iluminación medieval de dicha idea, en la que aparece Abraham sentado en un trono, entre los cuatro ríos que salen del Paraíso, con una multitud de niños que representan las almas de los creyentes de todo los tiempos. Pertenece a una curiosa obra de Herrada de Landsberg, una monja alsaciana del siglo XII y abadesa de la abadía de Hohenburg en los montes Vosgos, perteneciente a su enciclopedia pictórica Hortus deliciarum (El Jardín de las delicias).

Hacia el año 1165 Herrada había comenzado entre los muros de su convento la obra por la que sería conocida, el Hortus deliciarum, un compendio de todas las ciencias estudiadas en su época, incluyendo la teología. En esta obra Herrada detalla la batalla entre la Virtud y el Vicio con imágenes visuales especialmente vívidas que preceden a los textos.

Su obra muestra una escritura muy elaborada. Su principal distinción la constituyen las 336 ilustraciones que adornan el texto. Muchas de ellas son representaciones simbólicas de temas teológicos, filosóficos y literarios; algunas son históricas, algunas representan escenas relacionadas con la experiencia personal de la artista y una ilustración es una serie de retratos de sus hermanas religiosas. La técnica de algunas ilustraciones ha sido muy apreciada en casi todos los ámbitos artísticos, ya que demuestra una imaginación muy extraña entre los artistas contemporáneos de Herrada. La poesía que acompaña a los extractos de escritores de la antigüedad y de autores paganos también ha contribuido a la fama de Herrada.

La obra tiene defectos habituales en las obras literarias del siglo XII: faltas de ortografía, palabras y construcciones no utilizadas en la gramática clásica y giros estilísticos en varias frases que no serían aceptados en una escuela de poesía latina de su época. Sin embargo, su sentimiento es sincero, las líneas poéticas son musicales y admirablemente adaptadas a su propósito, el servicio a la divinidad. Herrada considera que su comunidad es una congregación unida para servir a Dios cantando alabanzas en su nombre.

Después de haber sido preservado durante siglos en la abadía de Hohenburg, el manuscripto del Hortus deliciarum pasó a la biblioteca municipal de Estrasburgo durante la Revolución francesa. Allí las miniaturas fueron copiadas en 1818 por Christian Moritz. De esta forma, aunque el manuscrito original fue destruido durante el incendio de la biblioteca de Estrasburgo en el asedio de la ciudad de 1870 durante la guerra franco-prusiana, actualmente todavía se puede apreciar el valor artístico y literario de la obra de Herrada.

jueves, 5 de marzo de 2015

Codex Aureus. El rico Epulón y el pobre Lázaro

El rico Epulón y el pobre Lázaro. 1040. Maestro del Codex Aureus
Iluminación sobre pergamino. Medidas: 30 cm x 22 cm.
Museo Nacional Germánico. Nuremberg

La liturgia del segundo jueves de Cuaresma nos propone la parábola del rico Epulón, que banqueteaba espléndidamente, y del pobre Lázaro, tirado a la puerta de su caso; ambos fallecen y, mientras uno es llevado al seno de Abrahán, el otro es atormentado en el infierno.

Esta parábola fue iluminado en el llamado Códice Áureo de Echternach. Está dentro del círculo imperial de los Otones. El códice, eleborado a mediados del siglo XI recoge los cuatro evangelios, y está escrito con una letra dorada, lo cual le da el nombre. El códice fue mandado elaborar por el Abad Humberto de Echternach.

La iluminación está divida en tres bandas horizontales. En la superior, el rico Epulón está sentado en una bella mesa, decorada con manteles y abastecida de alimentos; a la puerta está Lázaro, desnudo y cubierto de llegas, que son lamidas por dos perros. En la banda central, saca del cadáver de Lázaro su alma, que luego aparece en el regazo de Abrahán, rodeado de otras almas escogidas. Por fin, en la parte inferior, los demonios se llevan el alma del rico, fallecido sobre un rico lecho, al lugar del tormento, entre terribles llamas y aterradores monstruos.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Rabano Mauro y Gregorio IV

Rabano Mauro y Gregorio IV, 831-840. Anónimo
Iluminación sobre pergamino
Biblioteca Nacional de Austria

Recordamos hoy a un santo que fue considerado como el Maestro de Europa: el monje Rabano Mauro. La iluminación que contemplamos pertenece al manuscrito de su obra De Laude Crucis, perteneciente a la Biblioteca del Monasterio de Fulda, que hoy se conserva en la Biblioteca Nacional de Austria.

¿Quién fue Rabano Mauro? Muy joven recibe su educación en la abadía de Fulda con el maestro Haymo de Halberstadt. Pasa luego a la escuela de Tours donde enseña Alcuino, y torna más tarde a Fulda, donde enseña y es director de la escuela abacial hasta que en 822 es nombrado abad del mismo convento. Obligado a dimitir de este cargo por motivos externos y políticos, se retira y escribe, hasta que en 847 es promovido al arzobispado de Maguncia, que rige hasta su muerte.

Sus comentarios exegéticos abarcan casi todos los libros de la Sagrada Escritura. En ellos procede con el método habitual del tiempo, aportando citas patrísticas y dando lugar preferente al sentido alegórico y moral.

Más personales son sus opúsculos: De Clericorum Institutione (c. 819), una especie de manual o suma destinada a los futuros apóstoles, donde se mezcla el catecismo con las artes liberales. En su famoso De Universo libri XXII, compuesto entre 842 y 847, en su retiro, una de las primeras enciclopedias medievales, quiere imitar las Etimologiae de San Isidoro y acomodarlas al alma alemana.

Muy curioso y devoto, escribió en verso y prosa con interesantes caligramas y juegos de palabras en forma de estrellas, cruces y otros símbolos el De Laudibus sanctae Crucis (entre 810 y 822) en que habla del símbolo cristiano y de los nombres de Cristo con mucho artificio y complicación.

Escribió otras varias obras: un Martirologio, versos, homilías, cartas. En algunas de éstas sostiene importantes polémicas sobre temas teológicos: contra las teorías eucarísticas de Radberto, contra la doctrina de Gotescalco sobre la predestinación, etc. El Homiliario, aunque no obtuvo mucha difusión, cuenta también con un particular interés.


miércoles, 17 de diciembre de 2014

Anónimo. El árbol de Jesé

El árbol de Jesé.1140. Anónimno inglés
 Iluminación sobre pergamino
Palacio Lambeth. Londres

Hoy es el primer día de las llamadas ferias mayores. Son los últimos días del Adviento, que recorremos junto con María hacia el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo. Leemos en la Eucaristía el comienzo del Evangelio según san Mateo, que se inicia con la genealogía del Señor. Esto nos lleva a considerar nuevamente la profecía de Isaías a cerca del árbol de Jesé: el tronco de Jesé brotará un renuevo, sobre el que se posará el Espíritu Santo.

La tradición iconográfica del árbol de Jesé viene a poner de manifiesto el entronque de Jesús con la familia del rey David, de la que habría de surgir el Mesías, y del cumplimiento en su persona de las antiguas profecías de Israel.

Contemplamos una iluminación, en la que ese árbol viene figurado en la Virgen María; las ramas de dicho árbol son los distintos misterios de su vida; y, por encima de ella, florece en una pequeña medalla Jesús. Todo ello surge de las entrañas de Jesé, el padre del rey David.

sábado, 29 de noviembre de 2014

Beato de Silos. El ángel encadena a Satanás

Cristo en su trono y el río de la vida.  1100. Beato de Silos
Iluminación sobre pergamino. Folio 209
British Library. Londres

El ángel del Señor me mostró a mí, Juan, el río de agua viva, luciente como el cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero. A mitad de la calle de la ciudad, a ambos lados del río, crecía un árbol de la vida; da doce cosechas, una cada mes del año, y las hojas del árbol sirven de medicina a las naciones. Allí no habrá ya nada maldito. En la ciudad estarán el trono de Dios y el del Cordero, y sus siervos le prestarán servicio, lo verán cara a cara y llevarán su nombre en la frente. Ya no habrá más noche, ni necesitarán luz de lámpara o del sol, porque el Señor Dios irradiará luz sobre ellos, y reinarán por los siglos de los siglos.

Hemos llegado al final del año litúrgico, y la Eucaristía nos presenta hoy la imagen de la universal adoración a Jesucristo, el Señor del tiempo y de la historia. Volvemos a recurrir a una iluminación del Beato de Silos, que describe casi literalmente el texto del Apocalipsis.

Cristo aparece en su trono, rodeado de estrellas y circundado por una mandorla oval decorada; desde el propio trono brota el río de la vida. A ambos lados de Cristo se sitúan sentados los veinte, que reinarán con Dios, como indica la inscripción.

Desde la cima de un promontorio, el ángel habla a san Juan y le muestra el río de la vida. Aparecen en la esquina inferior de la imagen, siguiente el esquema compositivo tradicional. Una extensa inscripción explica la misión del ángel a san Juan. El copista desconocía el texto, como demuestra el hecho de haberlo copiado alterando el orden de las palabras, a veces partidas y mal colocadas.

El árbol que aparece en la parte izquierda de la miniatura, cargado de frutos de múltiples tipos, nace en medio de la plaza de la Jerusalén celeste, siguiendo el texto apocalíptico.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Beato de Silos. El ángel encadena a Satanás

El ángel encadena a Satanás.  1100. Beato de Silos
Iluminación sobre pergamino. Folio 199
British Library. Londres

Luego vi a un Ángel que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y una gran cadena. Dominó al Dragón, la Serpiente antigua –que es el Diablo y Satanás– y lo encadenó por mil años. Lo arrojó al Abismo, lo encerró y puso encima los sellos, para que no seduzca más a las naciones hasta que se cumplan los mil años. Después tiene que ser soltado por poco tiempo.

A medida que el tiempo toca a su fin, el ángel del abismo que hizo acto de presencia en Apocalipsis 9 regresa, aunque de forma ambigua, no de manera literal. Identificado con Cristo en su primera venida, desciende del cielo con la llave del abismo y una gran cadena –el poder conferido a su pueblo–, con la que aprisiona al dragón-Satanás. Lo arroja al abismo y lo atrapa con un cepo, donde permanece confinado, aprisionado por el cuello, pies y manos. La identidad de ambos seres malignos se pone de manifiesto por la inscripción aclaratoria Ubi angelus adprehendit / draconem et ligauit eum in abissum id est diabolum. Mientras los demás códices incluyen una cadena corta que aprisiona a Satanás, el ilustrador del Beato de Silos ha ideado una especie de cuerda trenzada a base de lacería que se prolonga para formar el cepo donde aquel permanece sujeto por la cabeza, manos y pies.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Beato de San Andrés de Arroyo. El fuego de Babilonia

El fuego de Babilonia. 1220. Beato de San Andrés de Arroyo
Iluminación sobre pergamino. Folio 147 v
Bibliothèque nationale de France, París

Yo, Juan, vi un ángel que bajaba del cielo; venía con gran autoridad y su resplandor iluminó la tierra. Gritó a pleno pulmón: «¡Cayó, cayó la gran Babilonia! Se ha convertido en morada de demonios, en guarida de todo espíritu impuro, en guarida de todo pájaro inmundo y repugnante.» 

Un ángel vigoroso levantó una piedra grande como una rueda de molino y la tiró al mar, diciendo: «Así, de golpe, precipitarán a Babilonia, la gran metrópoli, y desaparecerá. El son de arpistas y músicos, de flautas y trompetas, no se oirá más en ti. Artífices de ningún arte habrá más en ti, ni murmullo de molino se oirá más en ti; ni luz de lámpara brillará más en ti, ni voz de novio y novia se oirá más en ti, porque tus mercaderes eran los magnates de la tierra, y con tus brujerías embaucaste a todas las naciones.» 

Seguimos, al final de este año litúrgico, con la lectura del Libro del Apocalipsis en la Eucaristía. Hoy se anuncia la caída la Babilonia y el cántico de los elegidos. El libro del Apocalipsis fue comentado en el siglo VIII por Beato de Liébana. Las ilustraciones de dicho Comentario fueron repetidoas durante varios siglos. Hoy contemplamos una iluminación perteneciente a un códice algo tardío, perteneciente al monasterio palentino de San Andrés de Arroyo. Vemos cómo el ángel anuncia la caída de Babilonia, que quedará reducida a cenizas por el fuego. La ciudad, representada como una gran fortaleza, aparece envuelta en llamas.

En la segunda línea de muralla, los vanos presentan recipientes de oro y de plata, posible alusión a los vasos sagrados robados por Nabucodonosor, culminando en la montaña de monedas de oro de la torre central. La riqueza de la ciudad se percibe también por el empleo de materiales preciosos en numerosos elementos arquitectónicos.

Es el único beato de su familia que ilustra la huida de los habitantes de Babilonia. De la puerta central, con fondo rojo para figurar el incendio interior, salen dos personas; fuera del marco, seis personajes huyen de la ciudad. Todos llevan telas, como posible alusión a sus pertenencias o al despojo al que se somete la ciudad.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Beato de Silos. El Cántico del Cordero


El Cántico del Cordero. 1100. Beato de Silos
Iluminación sobre pergamino
British Library. Londres

Yo, Juan, vi en el cielo otra señal, magnífica y sorprendente: siete ángeles que llevaban siete plagas, las últimas, pues con ellas se puso fin al furor de Dios. Vi una especie de mar de vidrio veteado de fuego; en la orilla estaban de pie los que habían vencido a la fiera, a su imagen y al número que es cifra de su nombre; tenían en la mano las arpas que Dios les había dado. 

Cantaban el cántico de Moisés, el siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: «Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios omnipotente, justos y verdaderos tus caminos, ¡oh Rey de los siglos! ¿Quién no temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Porque tú solo eres santo, porque vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, porque tus juicios se hicieron manifiestos.»

Leemos hoy en la primera lectura el comienzo del capítulo quince del Apocalipsis, que vemos representado en la iluminación del Beato de Silos que contemplamos. En la parte superior están los siete ángeles, que portan las copas con las últimas plagas. Por debajo, encima de un mar pintado en azul, está el Cordero, que sujeta la cruz con una pata, sobre un monte, y los elegidos que cantan su himno de alabanza, con un instrumento musical que llevan en las manos.

lunes, 24 de noviembre de 2014

El Cordero sobre el monte Sión

El Cordero sobre el monte Sión. 1047. Facundo
Iluminación sobre pergamino
Biblioteca Nacional de Madrid


Yo, Juan, miré y en la visión apareció el Cordero de pie sobre el monte Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil que llevaban grabado en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre.

Este texto del Apocalipsis que leemos en la primera lectura de hoy, nos invita a contemplar una iluminación del Comentario al Apocalipsis de Beato, más en concreto, del Beatro de Fernando I y doña Sancha.

El Beato de Fernando I y doña Sancha fue miniado en el año 1047 por Facundo para los reyes de Castilla y León en cuya biblioteca estuvo hasta su muerte. Los Comentarios al Apocalipsis de Beato de Liébana se copiaron e iluminaron para la mayoría de los monasterios del norte de la península Ibérica entre los siglos X y XI. Sin embargo, el Beato de Facundo es el único (con la posible excepción del Beato de las Huelgas) que fue copiado para los reyes de Castilla y León: Fernando I y doña Sancha. Facundo firmó el manuscrito sólo como scriptor, pero no aparece ningún otro nombre que haga referencia a la iluminación, por lo que el término scriptor es posible que aquí englobe también la soberbia tarea de iluminación del códice.

Sus fastuosas imágenes dan inicio a una de las más prodigiosas tradiciones iconográficas de toda la historia del arte occidental. Los colores violentos del Beato de Facundo, sus dibujos extraños y su atmósfera de ensueño ejercen sobre la imaginación una verdadera tiranía: quien las ha visto una vez, jamás las olvida.

En conjunto, el códice es uno de los más bellos de la miniatura hispana y, por supuesto, de los beatos, tanto por el rigor del dibujo, su sincretismo entre el mantenimiento del pasado y la apertura al presente, el cuidado casi clásico por el orden y la estructura compositiva y el uso del color, capaz de crear unos efectos cromáticos con apariencia de ambientes diversos, siempre de gran elegancia y dotados de una severa solemnidad, diferente a todo lo altomedieval. Además, en ninguno de los beatos abunda tanto el oro como en el Beato de Fernando I.

En la imagen que contemplamos, el Cordero está en pie en el monte Sión y con él los 144.000. Se oye la voz del cielo y enseguida un cántico ante el trono, los ancianos y los seres, que sólo pueden cantar los 144.000, que son vírgenes y siguen al Cordero. Beato participa en sus explicaciones de ese ambiente jubiloso. El Cordero es Cristo y Sión, la especulación o meditación contemplativa (“speculatio contemplationis”). Los 144.000 son los que forman la Iglesia y siguen al Cordero. El canto nuevo es la predicación de Cristo. Si se les llama vírgenes, no es que lo sean físicamente. También son vírgenes los que han mantenido púdicas relaciones con mujeres, esto es, los casados. Habla de los hombres porque son fuertes, no de las mujeres, que no lo son.

Parte del acierto de estas miniaturas reside en el juego de la asimetría y la compensación de masas. Ninguno supera al miniaturista de Fernando I en estos asuntos. El gran arco celeste que separa cielo y tierra atraviesa el folio de derecha a izquierda. Arriba está el tetramorfos, bajo su aspecto teriomórfico (en el Beato de Gerona se encuentran los seres en forma animal), agrupado de dos en dos, marcando los círculos ya conocidos inspirados en el Antiguo Testamento; las restantes figuras son los ancianos.

miércoles, 27 de agosto de 2014

Muerte de santa Mónica y partida de san Agustín.

Muerte de santa Mónica y partida de san Agustín. 1430. Maestro de Osservanza
Témpera y oro sobre pergamino. Medidas: 24 cm. x 27 cm.
Museo Fitzwilliam. Cambridge

Recordamos hoy a una egregia mujer, santa Mónica, madre de san Agustín. Su vida transcurrió entre un marido infiel y violento, y un hijo a la deriva, buscando la gloria del mundo y perdiendo el mayor tesoro de su madre: la fe católica.

San Agustín, en sus Confesiones, nos narra su muerte: estaban dispuestos a embarcar para regresar a África en Ostia Tiberina, el puerto de Roma, cuando la muerte la sorprendió, debiendo su hijo enterrarla allí mismo y partir para su tierra natal.

La iluminación que contemplamos narra este acontecimiento con precisión. A la izquierda aparece un monumento funerario, similar al de los mártires, con dos niveles: el inferior, con la tumba en forma, casi, de altar; y por encima, en un nivel superior, la santa llevada al Paraíso por los ángeles. A la izquierda, se ve un barco, en el que san Agustín parte para África, revestido ya con el hábito negro de los monjes.