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sábado, 13 de mayo de 2017

Nuestra Señora de Fatima


 Nuestra Señora de Fatima s. XX
Madera policromada
Capilla de las apariciones, Fatima. Portugal

Hoy, mientras esperamos celebrar el día de Pentecostes la venida del Espíritu Santo, conmemoramos la aparición de la Stma Virgen en Fatima a tres niños pastores, Jacinta, Lucia y Francisco. Se produjo un 13 de Mayo de 1917. En su Homilía de 13 de mayo de 2010 en Fátima, dijo el papa Benedicto XVI:

Este bendito lugar es prueba de ello. Dentro de siete años volveréis aquí para celebrar el centenario de la primera visita de la Señora “venida del Cielo”, como Maestra que introduce a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor trinitario y los conduce a saborear al mismo Dios como el hecho más hermoso de la existencia humana. Una experiencia de gracia que los ha enamorado de Dios en Jesús, hasta el punto de que Jacinta exclamaba: “Me gusta mucho decirle a Jesús que lo amo. Cuando se lo digo muchas veces, parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema”. Y Francisco decía: “Lo que más me ha gustado de todo, fue ver a Nuestro Señor en aquella luz que Nuestra Madre puso en nuestro pecho. Quiero muchísimo a Dios”.

Hermanos, al escuchar estas revelaciones místicas tan inocentes y profundas de los Pastorcillos, alguno podría mirarlos con una cierta envidia porque ellos han visto, o con la desalentada resignación de quien no ha tenido la misma suerte, a pesar de querer ver. A estas personas, el Papa les dice lo mismo que Jesús: “Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios”. Las Escrituras nos invitan a creer: “Dichosos los que crean sin haber visto”  pero Dios —más íntimo a mí de cuanto lo sea yo mismo— tiene el poder para llegar a nosotros, en particular mediante los sentidos interiores, de manera que el alma es tocada suavemente por una realidad que va más allá de lo sensible y que nos capacita para alcanzar lo no sensible, lo invisible a los sentidos. Por esta razón, se pide una vigilancia interior del corazón que muchas veces no tenemos debido a las fuertes presiones de las realidades externas y de las imágenes y preocupaciones que llenan el alma. Sí, Dios nos puede alcanzar, ofreciéndose a nuestra mirada interior.

Más aún, aquella Luz presente en la interioridad de los Pastorcillos, que proviene del futuro de Dios, es la misma que se ha manifestado en la plenitud de los tiempos y que ha venido para todos: el Hijo de Dios hecho hombre. Que Él tiene poder para inflamar los corazones más fríos y tristes, lo vemos en el pasaje de los discípulos de Emaús. Por lo tanto, nuestra esperanza tiene un fundamento real, se basa en un evento que se sitúa en la historia a la vez que la supera: es Jesús de Nazaret. Y el entusiasmo que suscitaba su sabiduría y su poder salvador en la gente de su tiempo era tal que una mujer en medio de la multitud —como hemos oído en el Evangelio— exclamó: “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!”. A lo que Jesús respondió: “Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!”. Pero, ¿quién tiene tiempo para escuchar su palabra y dejarse fascinar por su amor? ¿Quién permanece, en la noche de las dudas y de las incertidumbres, con el corazón vigilante en oración? ¿Quién espera el alba de un nuevo día, teniendo encendida la llama de la fe? La fe en Dios abre al hombre un horizonte de una esperanza firme que no defrauda; indica un sólido fundamento sobre el cual apoyar, sin miedos, la propia vida; pide el abandono, lleno de confianza, en las manos del Amor que sostiene el mundo.

viernes, 13 de mayo de 2016

Nuestra Señora de Fatima


 Nuestra Señora de Fatima s. XX
Madera policromada
Capilla de las apariciones, Fatima. Portugal

Hoy, mientras esperamos celebrar el día de Pentecostes la venida del Espíritu Santo, conmemoramos la aparición de la Stma Virgen en Fatima a tres niños pastores, Jacinta, Lucia y Francisco. Se produjo un 13 de Mayo de 1917. En su Homilía de 13 de mayo de 2010 en Fátima, dijo el papa Benedicto XVI:

Este bendito lugar es prueba de ello. Dentro de siete años volveréis aquí para celebrar el centenario de la primera visita de la Señora “venida del Cielo”, como Maestra que introduce a los pequeños videntes en el conocimiento íntimo del Amor trinitario y los conduce a saborear al mismo Dios como el hecho más hermoso de la existencia humana. Una experiencia de gracia que los ha enamorado de Dios en Jesús, hasta el punto de que Jacinta exclamaba: “Me gusta mucho decirle a Jesús que lo amo. Cuando se lo digo muchas veces, parece que tengo un fuego en el pecho, pero no me quema”. Y Francisco decía: “Lo que más me ha gustado de todo, fue ver a Nuestro Señor en aquella luz que Nuestra Madre puso en nuestro pecho. Quiero muchísimo a Dios”.

Hermanos, al escuchar estas revelaciones místicas tan inocentes y profundas de los Pastorcillos, alguno podría mirarlos con una cierta envidia porque ellos han visto, o con la desalentada resignación de quien no ha tenido la misma suerte, a pesar de querer ver. A estas personas, el Papa les dice lo mismo que Jesús: “Estáis equivocados, porque no entendéis la Escritura ni el poder de Dios”. Las Escrituras nos invitan a creer: “Dichosos los que crean sin haber visto”  pero Dios —más íntimo a mí de cuanto lo sea yo mismo— tiene el poder para llegar a nosotros, en particular mediante los sentidos interiores, de manera que el alma es tocada suavemente por una realidad que va más allá de lo sensible y que nos capacita para alcanzar lo no sensible, lo invisible a los sentidos. Por esta razón, se pide una vigilancia interior del corazón que muchas veces no tenemos debido a las fuertes presiones de las realidades externas y de las imágenes y preocupaciones que llenan el alma. Sí, Dios nos puede alcanzar, ofreciéndose a nuestra mirada interior.

Más aún, aquella Luz presente en la interioridad de los Pastorcillos, que proviene del futuro de Dios, es la misma que se ha manifestado en la plenitud de los tiempos y que ha venido para todos: el Hijo de Dios hecho hombre. Que Él tiene poder para inflamar los corazones más fríos y tristes, lo vemos en el pasaje de los discípulos de Emaús. Por lo tanto, nuestra esperanza tiene un fundamento real, se basa en un evento que se sitúa en la historia a la vez que la supera: es Jesús de Nazaret. Y el entusiasmo que suscitaba su sabiduría y su poder salvador en la gente de su tiempo era tal que una mujer en medio de la multitud —como hemos oído en el Evangelio— exclamó: “¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron!”. A lo que Jesús respondió: “Mejor: ¡Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen!”. Pero, ¿quién tiene tiempo para escuchar su palabra y dejarse fascinar por su amor? ¿Quién permanece, en la noche de las dudas y de las incertidumbres, con el corazón vigilante en oración? ¿Quién espera el alba de un nuevo día, teniendo encendida la llama de la fe? La fe en Dios abre al hombre un horizonte de una esperanza firme que no defrauda; indica un sólido fundamento sobre el cual apoyar, sin miedos, la propia vida; pide el abandono, lleno de confianza, en las manos del Amor que sostiene el mundo.

lunes, 13 de mayo de 2013

Nuestra Señora de Fatima


 Nuestra Señora de Fatima s. XX
Madera policromada
Capilla de las apariciones, Fatima. Portugal

Hoy, mientras esperamos celebrar el día de Pentecostes la venida del Espíritu Santo, conmemoramos la aparición de la Stma Virgen en Fatima a tres niños pastores, Jacinta, Lucia y Francisco. Se produjo un 13 de Mayo de 1917. 

Como dicen que una imagen vale mas que mil palabras les dejo este video para que, si tienen tiempo, no solo lo vean sino que también lo recen. 


lunes, 6 de mayo de 2013

Mártires


Fotografía del Beato Martín Martínez Pascual. 
Nacido el 11 de noviembre de 1910 en Valdealgorfa (Teruel) 
Fusilado el 18 de agosto de 1936 Siétamo (Huesca). 
Presbítero Católico

La lectura del  evangelio según san Juan (15,26-16,4a) de hoy me hace pensar mucho sobre la imagen de cuantos a través de la Historia han dado testimonio de Cristo, un testimonio que sin duda ha sido sostenido por la fuerza del Espíritu Santo. No solo es que hayan sido insultados, calumniados, perseguidos o privados de su libertad, sino que han llegado a dar su vida por Cristo, Solo, y como única razón, testimoniar la Verdad que es Cristo, no renunciar a él y no plegarse a falsos conceptos que empequeñecen su valiente y radical seguimiento. 

Es tremendo escucha palabras  como, os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Pensamos que son palabras del pasado, cuando las primeras persecuciones eran propiciadas por los emperadores romanos y que finalizaron con la paz Constantino en el siglo IV. Me vienen a la memoria algunos casos posteriores, aunque olvidaré otros que sin duda Dios los tendrá en su eterna compañía. 

Mártires de Sebaste
Mártires de Marrakech
Mártires de Córdoba
Mártires de Cajonos
Mártires de Inglaterra y Gales
Mártires de Canada
Mártires del Brasil
Mártires de Uganda
Mártires de Japón
Mártires de China
Mártires de Corea
Mártires de la Persecución contra la Iglesia Méjico
Mártires de la Persecución contra la Iglesia en España
Mártires de la Iglesia Ortodoxa del s. XX
Mártires de la Segunda Guerra Mundial
Mártires de Sudán
Mártires de Camboya
Mártires de Vietnam
Mártires de República Democrática del Congo
Mártires de Oriente Medio
etc, etc, ...

Posiblemente en los veinte siglos que la Iglesia lleva anunciando el evangelio, nunca tantos mártires como en el siglo XX fueron llevados al patíbulo por odio a la fe. Hombres y mujeres que dieron testimonio de manera valiente en todo el mundo. Hombre y mujeres que tenían una mirada limpia y decidida como la que contemplamos hoy en el beato Martin, (su foto fue tomada instantes antes de su ejecución) Martires por Cisto asistidos por el Espíritu Santo que no dudaron de Él y que dieron testimonio sin tambalear ni temer y que sin duda se acordaron de esta palabras del Maestro:

"Cuando venga el Defensor, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Os he hablado de esto, para que no tambaleéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho."


(Jn 15,26-16,4a)

Les dejo dos interesantes artículos sobre el martirio y sobre la situación actual.



sábado, 4 de mayo de 2013

Cristo Varón de Dolores


Cristo Varón de Dolores. ca. 1490-1551. Obra de Adriaen de Isenbrand
Óleo sobre Tabla, 46 x 29 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Hoy escuchando la lectura del  evangelio según san Juan (15,18-21) y contemplar esta imagen posiblemente se nos estremezca el alma. El mismo Cristo, cruz en mano, coronado de espinas y maniatado, casi un momento antes de ser crucificado en el Gólgota, nos mira profundamente a los ojos y nos recuerda estas palabras;

Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros.
Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia.
Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra."
Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió.

A la izquierda de la escena vemos como, a las puertas de Jerusalén, el autor representa el camino del Calvario, Jesús cargando con la cruz. A la derecha, todos se dirigen hacia el monte de la crucifixión, situado en el fondo, sobre el que se alzan las cruces de Cristo y de los dos ladrones. 

El Cristo de Pasión, es una imagen de devoción destinada a la meditación de todo fiel cristiano ya que, por cuya salvación ha muerto Jesús en la cruz. El autor de la obra ha separado bien la escena del camino al calvario y crucifixión, en segundo plano, dejándonos de frente a un Cristo inmóvil, fuertemente asentado sobre la roca manifiesta firmeza y seguridad. Parece afirmarnos que tras el abrazo de la cruz está la luz de la resurrección. Él  nos interroga en el silencio y a la vez nos da seguridad en sus palabras, nos invita a serle fiel y a no desesperar en la adversidad.

"No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán;



jueves, 2 de mayo de 2013

Como el Padre me ha amado...

Fotograma de la película la Pasión

Hoy escuchamos parte del discurso de despedida de Jesús: 

"Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud." 
(Jn 15,9-11). 

El amor del Padre al Hijo es es grande, poderoso y enternecedor. El Padre ama al Hijo, y Jesús no deja de decírnoslo: "El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él" (Jn 8,29). El Padre lo ha proclamado bien alto en el Jordán, cuando escuchamos: "Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido" (Mc 1,11) y, más tarde, en el Tabor: "Éste es mi Hijo amado, escuchadle" (Mc 9,7).

Jesús lo llama, "Abbá", Padre,  y nos dice ciertamente que en cada momento, como el Padre lo amó, él también nos amara. "Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud." Y, ¿qué haremos nosotros? ¿Mantenernos en su amor, observar sus mandamientos, amar la Voluntad del Padre? Cuando todo va bien es aceptable pero que pasa cuando todo se trunca y se tuerce pareciendo que ese amor ha desaparecido y que la alegría se ha vuelto luto. ¿No es éste el ejemplo que Él nos da?

Fotograma de la película la Pasión

Nosotros, somos débiles, inconstantes, cobardes y, como no decirlo, incluso, malos y mezquinos,. ¿Que pensarían los discípulos al ver esta escena cuando horas antes les estaba diciendo permaneced en mi amor? ¿perderemos, pues, para siempre su amistad porque queremos huir de la dificultad?  Él mismo nos dice en otra ocasión: "Vosotros seréis odiados a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra, y si os persiguen en esta, huid a una tercera. Os aseguro que no acabareis de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre. El discípulo no es más que el maestro ni el esclavo más que su amo; al discípulo le basta ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa!" 
(Mt 10, 22-25a)

Él no permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas. Debemos permanecer en el amor del Padre como el permaneció confiado, a pesar de las afrentas y los latigazos. Él llego a morir en la cruz fiado únicamente en la confianza que tenía en el Padre y su alegría estaba en hacer su voluntad, le llevase donde le llevase. Como hombre rezo angustiado en el huerto pero entrego el espíritu al Padre confiado en que hacer su voluntad era su gloria y nuestra salvación. ¿Vamos a abandonar nosotros? 

Si alguna vez nos apartásemos de sus mandamientos, si desfallecemos ante la prueba,  pidámosle la gracia de volver corriendo como el hijo pródigo a la casa del Padre donde seremos acogidos y fortalecidos. Acudir a la oración silenciosa y contemplativa de los acontecimientos iluminados con su palabra seran el consuelo necesario. Corramos al sacramento de la Penitencia para recibir el perdón de nuestros pecados y la gracia que fortalece y sintamos seguras y ciertas la palabras de Cristo, "Yo también os he amado. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud."  
(Jn 15,9.11).

martes, 30 de abril de 2013

Cristo crucificado


Cristo crucificado, 1632. Obra de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez
Óleo sobre lienzo, 248 x 169 cm
Museo del Prado, Madrid. España

Ante esta imagen el evangelio de hoy (Jn 14, 27-31a) me suscita algunos pensamientos. Cristo nos deja la paz, una paz que es diferente a como la da el mundo, una paz que ha de pasar por la cruz y la humillación, una paz que nace de la serenidad del corazón cuando se defiende la Verdad. Cristo nos anima y nos dice, que no tiemble nuestro corazón, que no seamos cobardes que seamos capaces de contestar ante quien nos quier subyugar a su caprichos y hacernos esclavos de sus deseos. 

Hoy creemos encontrar la paz acomodándonos en un buen puesto, con buenas condiciones y "calidad de vida" pero, sin embargo, la paz que Cristo nos enseña es, paradojicamente, vista como una guerra, una lucha de contrarios, un nadar contra la corriente que no tiene en la Verdad, que es Cristo, su fundamento. En Mateo 10:34-36 leemos: “No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa.” 

Hemos de ser fieles a la verdad, nos cueste lo que nos cueste, Cristo subió al leño por enfrentarse al mal y así nos liberó de ese mismo mal que nos envuelve y corroe; ¿a quien le gusta estar en la cruz? Tenemos, sin embargo la confianza de que Él nos sostiene en todo ese trance y nuestra conciencia, como la conciencia de tantos mártires, que llegaron a dar la vida por la Verdad, por Cristo, nos fortifica y confirma.

Cristo nos habla del Padre y en éste estamos seguros y a buen recaudo, a pesar de los sufrimientos y los dolores pasajeros del mundo. Vivimos aquí, pero como extranjeros y anhelamos nuestro regreso a la verdadera patria.

El Maestro nos enseña a amar mas la voluntad del Padre que plegarnos a la voluntad del Príncipe del mundo. Incluso en nuestra casa, dice Mateo, encontraremos enemigos, que camuflados tantas veces en pequeños "señoritos" quieren gobernar su señorío a su imagen y semejanza y no a la del evangelio y en plena comunión con la Iglesia de Cristo. Tantos pequeños señores nos quieren  encandilar y nos quieren seducir acomodándonos a sus antojos. Por eso debemos estar alertas  y saber que hacer, la voluntad del Padre, ésta hará que nuestro retorno a casa sea cierta y segura, a pesar del modo en que lo hagamos. Solo la Verdad nos hará libres, solo a través de la cruz encontrémonos la verdadera serenidad, la paz y la luz.

"La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. 
Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."
(Jn 14, 27-31a)

El comentario que hace la pagina web del Museo del Prado dice con mucho acierto: "Representación serena de un Cristo inerte, apolíneo en sus proporciones y clavado con cuatro clavos, según aconseja el maestro y suegro del pintor, Francisco Pacheco, que pinta en 1614 de modo semejante el mismo tema. Al apoyar los pies en un subpedáneo y eliminarse cualquier referencia espacial, se acentúa la sensación de soledad, silencio y reposo, frente a la idea de tormento de la Pasión."  

La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde.